Este jueves se ha convocado una rueda de prensa ante medios de todo el mundo. Se presentarán resultados de la misión MAVEN, cuyo propósito es analizar la atmósfera marciana y entender cómo el planeta rojo pasó de ser un lugar cubierto por oceános a un desierto helado
Es cierto que la Agencia Espacial Estadounidense (NASA) es una experta en generar expectación y darle un cierto toque épico a sus descubrimientos. Pero también es cierto que pocas cosas dentro de la investigación científica levantan tantas pasiones como la conquista del espacio y la exploración de nuevos mundos. En juego está responder a preguntas universales o poder colonizar en el futuro nuevos planetas en el Sistema Solar o más allá.
Este jueves, la NASA ha convocado una rueda de prensa que será seguida a lo largo y ancho del globo para publicar «un nuevo hallazgo en el destino de la atmósfera de Marte». Después de anunciar, el pasado 28 de septiembre, el descubrimiento de agua líquida en salmueras de Marte, las expectativas son muy altas.
Lo único que se sabe hasta el momento es que a las ocho de la tarde del jueves, hora española, Michael Meyer, el director del Programa de la Misión de Exploración a Marte, estará acompañado por un equipo de cuatro científicos que han participado en MAVEN («Mars Atmosphere and Volatile Evolution»). Esta misión tiene como cometido principal estudiar tanto la atmósfera superior de Marte como su ionosfera, una capa cargada eléctricamente que resulta de la interacción de los gases allí presentes con el viento solar.
Aunque aún no ha trascendido el contenido de la rueda de prensa, el cometido de la misión MAVEN, que tan ampliamente representada estará ante los medios, puede dar algunas pistas: su objetivo principal es reconstruir el pasado de la atmósfera de Marte y entender cómo este planeta, que hace unos 4.000 millones de años estaba cubierto por masas de agua en superficie, se convirtió después en un desierto congelado e inhóspito.
Habitabilidad marciana
Las implicaciones de este conocimiento van más allá de la curiosidad de entender cómo era el clima marciano. Por una parte, cuanto más se sepa sobre el clima actual y sus posibles ciclos hidrológicos, más se podrá saber acerca de la «habitabilidad» marciana. Esto permitirá deducir si el planeta rojo puede o no albergar vida en forma de microbios (los seres vivos más complejos necesitarían unas condiciones mucho más exigentes). En segundo lugar, averiguar más acerca del clima de Marte podría servir para entender cómo un planeta hasta cierto punto similar a la Tierra puede quedar desnudo de su atmósfera y perder el agua que le recubre.
En los cuarenta años de exploración de Marte se han averiguado muchas cosas sober el clima. Ya fuera a través de sondas o rovers de exploración (actualmente la «Curiosity» porta una estación meterológica de procedencia española que se encarga de monitorizar el clima marciano), se ha averiguado que la atmósfera de Marte es 100 veces más delgada que la terrestre. Además, esta capa tan fina está compuesta en un 95 por ciento de dióxido de carbono, con un 2,7 por ciento de