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El secretario general de la OEA, Luis Almagro, declaró que “Hay corrupción desde la extrema izquierda hasta la extrema derecha, y por tanto, no puede haber tolerancia ideológica con la corrupción”.
Expresó que donde se quiebra la confianza de la sociedad en el sistema político es en la corrupción y llamó a la aplicación de los mecanismos disponibles para enfrentar este flagelo, que permea la representatividad y erosiona la confianza de la gente en las instituciones.
El Secretario General de la OEA, emitió sus declaraciones en el diálogo de juventudes, celebrado en las instalaciones de la Fundación Justicia y Transparencia, con la participación de jóvenes de 20 países del continente pertenecientes a la Red Latinoamericana de Jóvenes por la Democracia (JUVENTUD-LAC).
El acto inició con palabras de Trajano Potentini, en representación de la Fundación Justicia y Transparencia, entidad anfitriona del evento, quien dio el discurso de bienvenida a Almagro y a las delegaciones de los países que conforman Juventud-Lac.
Saludó que la OEA abriera espacios para conversar con los jóvenes sobre democracia, corrupción y libertad de prensa, y otros temas, e introdujo a Almagro.
Luis Almagro, manifestó que el “El concepto de honestidad es un concepto que ha quedado devaluado en la política, por sobre el de la viveza, por sobre el maquiavelismo, por sobre determinadas idoneidades técnicas”. Y estableció que la honestidad es un mínimo ético que debe tener un político.
Adujo que quienes se involucran en política deben “tener el cuero duro”, para sobrellevar cualquier ataque injusto que pudieran recibir. “Quien hace política puede tener mucho dinero así como no puede tener nada”. Aseguró que él como razón de tranquilidad decidió no tener nada.
“Esa dimensión es la que me da la tranquilidad absoluta de conciencia, de no tener un techo de cristal y por eso cuando puedo poner una acusación lo pongo en los términos reales. En los términos duros”.
Concluyó su ponencia hablando sobre los retos que enfrenta la democracia en Latinoamérica, advirtiendo que "Hoy tenemos sistemas en Latinoamérica que dicen ser democracia pero su accionar es lo contrario".
Manifestó que el poder genera codicia y ansias de permanencia por encima de la ética. “Hay que detener la codicia del poder”, propugnando por el establecimiento de límites y el respeto de los mismos.
“Cuando el sistema político no puede solucionar los problemas de la gente es mejor volver al pueblo. El referéndum revocatorio implica volver al pueblo para solucionar los problemas. Eso es democracia”, refirió, en relación a la situación de Venezuela.
