Zidane ya sabe lo que es caer en una competición como entrenador del Real Madrid. En Vigo, el equipo blanco se despidió de la Copa del Rey y, por lo tanto, del triplete que hace apenas un par de semanas parecía que los blancos lo tenían medio hecho.
El Real Madrid, eso sí, cayó con la cabeza alta dando la cara hasta el último minuto, pero al final cayó frente a un Celta que supo sufrir y jugar de manera inteligente para poder estar con total justicia en las semifinales de la Copa del Rey.
Al Real Madrid le queda el consuelo de haber mejorado la imagen que dio en el partido de ida y en el de Liga ante el Málaga, pero eso de poco o nada le sirve al conjunto blanco y su afición que vieron como se les ha escapado la Copa.
Un título menor si no lo ganas e importantísimo si lo conquistas, cosas del fútbol patrio. El Madrid, eso sí, salió desde el primer minuto a buscar la ansiada remontada del 1-2 de la ida.
Zidane sorprendió con Casemiro de central en una defensa de tres y con Danilo en el centro del campo. Los blancos salieron a comerse al Celta que lo pasó mal ante el empuje de los Zidane que creó ocasiones, pocas, pero claras, como un larguero y un poste de Cristiano en la misma jugada.
Los gallegos no tenían el balón ni un minuto, pero descubrieron que la debilidad blanca era precisamente su ansia por remontar.
Los espacios que dejaba el Madrid atrás los aprovechó el Celta para comenzar a aparecer por la meta de Casilla. Y lo hizo creando ocasiones que no acabaron en gol por errores de los locales o por Casilla.
Ese ir y venir en ataque y defensa acabó desfondando al Madrid que en el minuto 40 desapareció para ver como el Celta rondaba una y otra vez el gol. Y llegó ese tanto. Un error garrafal e Nacho lo aprovechó Wass que se la dio a Guidetti cuyo disparó rechazó Casilla en una gran parada, pero el balón acabó dando en Danilo que marcó en propia puerta.
Con ese 1-0 y el Madrid más fuera que dentro de la Copa se llegó al descanso. La segunda mitad comenzó con el Celta mandando, tranquilo, sabiendo lo que tenía que hacer para no pasar apuros ante un Madrid sin ideas, sin fútbol y en el que no se movía absolutamente nadie para buscar espacios arriba.
Así transcurría el partido hasta que llegó una falta en la frontal que Cristiano transformó en el 1-1 en el minuto 62. Ese gol le dio aire a los blancos y puso muy nervioso a un Celta que lo pasó muy mal. Sergio Ramos y Cristiano tuvieron ocasiones para volver a marcar, pero sus remates se marcharon fuera.
El Madrid se fue apagando viendo que no llegaba el gol y el Celta volvió a tomar aire para calmar el encuentro. Zidane dio entrada a Lucas Vázquezy Morata para buscar ese tanto que, como mínimo, asegurara la prórroga.
Sin embargo, el que llegó fue el 2-1 en el minuto 85. Su autor fue Wass y parecía que el partido ya estaba sentenciado, pero no. Lucas marcó el 2-2 en el 90’ y en las gradas de Balaídos pasó el fantasma del gol milagroso del Madrid en el descuento, pero no hubo ni gol ni milagro, si no el adiós merengue de la Copa y la alegría desbordada de los gallegos.
Mundo Deportivo