El Real Madrid ganó casi sin despeinarse a un Espanyol que estuvo más pendiente de no perder que de ganar. Buena muestra de eso es que el equipo catalán sólo realizó un disparo a entre los tres palos en todo el partido.
Con esos argumentos, poco puedes aspirar a sacar algo del Bernabéu. Tampoco es que el Real Madrid realizara un partido excelso, pero con lo que hizo le bastó para llevarse tres puntos más.
Una victoria blanca con la mayoría de los menos habituales en el campo. Empezando por Casilla en la portería y acabando con Morata como delantero centro. Zidana avisó que iba a hacer rotaciones y las hizo a lo grande.
El Espanyol no supo aprovecharse d eso ni tampoco de la caraja con la que salió el Real Madrid. Excesivamente lento y sin ideas, el conjunto de Zidane era todo lo contrario que el que jugó ante el Nápoles el pasado miércoles.
Aunque la verdad es que viendo el peligro que generaba el Espanyol, al Madrid le bastaba con eso para llevar el peso de un partido muy aburrido. Y cuando el equipo catalán lo intentaba, apareció Undiano para pitarle un fuera de juego a Gerard que son de esos de televisión, pero que el asistente lo tuvo muy claro para señalarlo.
El Madrid, conforme fueron avanzando los minutos fue apretando más a un Espanyol bien ordenado atrás pero que veía como cada vez eran más frecuentes las llegadas blancas. Cristiano marcó en una de ellas, pero su gol fu anulado por fuera de juego en el minuto 31.
El que sí que subió al marcador fue el tanto de Morata en el 33’ al rematar de cabeza un centro de Isco. El Madrid ya había encarrilado un partido sin hacer nada del otro mundo ante el un Espanyol que seguía sin generar peligro. Al descanso se llegó con ese 1-0 y con Morata bordeando su segundo gol.
La segunda mitad comenzó con el Espanyol queriendo dar un paso adelante, pero era más la impresión que quería dar que lo que hizo.
El Madrid seguía cómodo en el campo, pero no acababa de cerrar la victoria. Un riesgo que corría el equipo blanco que vio como en una contra, el Espanyol estuvo a punto de generar peligro real, pero el árbitro pitó mano de Hernán cuando lo tenía todo para disparar a portería.
Hubo mano, efectivamente, pero tras un rechace y no parecía que el del Espanyol se quiso beneficiar de esa situación, Sin embargo, Undiano no lo entendió así y pitó mano. Eso pasó ene l minuto 58’ y cuatro después, en el 62’, Hernán puso a prueba a Casilla en el primer disparo del Espanyol a puerta,
Tras ese susto, el Madrid apretó un poco más, peor tampoco como para tirar cohetes. Seguía a su ritmo, confiado en que tenía ganado el partido.
Zidane no quiso correr riesgos innecesarios y puso en el campo a Casemiro, Bale y Marcelo. Unos cambios que le funcionaron, sobre todo el del galés que volvía a jugar casi tres meses después y le bastaron 13 minutos para poner el 2-0. Entró en el 70 y en el 83 marcó el gol que cerraba la victoria blanca.
De ahí al final, todo fue un trámite porque el Espanyol, aunque lo intentó, no representaba ningún peligro. El Madrid buscó más goles, pero no los encontró y el encuentro acabó con ese 2-0 que pasará a la historia por el regreso de Bale, no por el fútbol. Mundo Deportivo