El Barcelona se despidió en silencio de la Champions. Silencio futbolístico, se entiende, en un ambiente ensordecedor al que no respondió como se esperaba. La Juventus llegaba al Camp Nou con un 3-0 que supo gestionar con majestuosidad y acabó llevándose un empate que le colocó en las semifinales sin más contratiempos.
Luis Enrique apostó por su teórico equipo de gala pero muy pronto se entendió que sin existir el juego de combinación todo se entregaba a la prestancia de una MSN en la que Messi volvió a ser el director indiscutible, donde Neymar aportó todo el empuje que pudo y más y en el que Luis Suárez quedó lejos de lo esperado. Peleón pero desacertado, el uruguayo no acompañó lo que se suponía y el Barcelona lo acabó pagando.
En toda la primera mitad solo disparó a puerta con peligro una vez el Barça. Lo hizo Messi y le respondió Buffon, el eterno capitán bianconero que disfrutó de un primer tiempo extrañamente relajado, gracias a la precipitación ofensiva de un rival al que se le adivinó, otra vez, una preocupante ausencia de plan futbolístico.
El balón buscaba a Iniesta e Iniesta buscaba a Messi. Leo, vigilado en un marcaje hasta por triplicado, debía inventar sin que se contemplaran las ayudas necesarias de un Rakitic más ocupado en la destrucción que en la combinación y con Busquets como único apoyo para sacar el balón, el primer acto se consumió sin mucho que contar.
De hecho, llegó con tanto o más peligro la Juventus, que no pudo cerrar antes la eliminatoria por la tibieza de Higuaín en el remate definitivo.
NÁUFRAGO
El segundo tiempo presentó a un Barça redoblado en su ambición y a una Juve aún más firme en defensa. Y que con el paso de los minutos fue convirtiendo la esperanza azulgrana en decepción. Sin fútbol se entendía ya una quimera alcanzar el paraíso. Y ni Messi pudo conducir a un equipo náufrago y desesperado.
Llegó más el Barcelona al área de Buffon pero siguió haciéndolo con la la poca prestancia del primer tiempo a la vez que cada cabalgada de Cuadrado provocaba terror en un graderío que fue perdiendo la fe en la remontada.
Hasta el minuto 79 no llegó la mejor ocasión azulgrana, solventada por un Buffon a quien sus compañeros de zaga acompañaron de forma soberbia para ir convirtiendo el empuje del Barça en un abordaje sin ningún tipo de lógica.
Buscando a la MSN el Barcelona perdió toda su personalidad y desembocó en un decepcionante final de camino en que no ofreció a sus incondicionales apenas ninguna razón para soñar con esa remontada que nunca se apreció sobre el terreno de juego.
La Juventus disfrutó de una noche mucho más feliz y sosegada de lo que pudo imaginar. De tanta excitación con la que se esperó el partido, los 90 minutos fueron un majestuoso ejercicio futbolístico de la Juventus, jaleada por sus hinchas ante el desespero de un Barcelona impotente. Y que dijo adiós a la Champions en silencio. Se acabó. Sin más. Datos de ESPN