El crecimiento internacional de la división femenina del voleibol dominicano es innegable. Su desarrollo ha sido sostenido en los últimos años, pero podría estar en un lugar más alto aún si las condiciones físicas fueran las óptimas y los recursos económicos fluyeran en mayor proporción.
Quien así opina es el entrenador de la selección femenina dominicana de mayores, el brasileño Marcos Kwiek, con algo más de ocho años al frente de una plantilla a la que ha impulsado al puesto 9 del mundo.
“De los 20 mejores equipos a nivel internacional nosotros debemos ser el único que entrena en menores condiciones. Gracias a la colaboración de las chicas hemos podido mantener altos niveles, a pesar de que entrenamos a duras penas”, se lamenta el entrenador en entrevista a Efe.
Tras concluir la última sesión de prácticas previo a la partida del equipo a Perú, a defender el título en la Copa Panamericana, Kwiek sacude la cabeza y sonríe cuando se le pregunta por qué entrena en un viejo pabellón cuando tiene justo al lado el Palacio del Voleibol, mucho más moderno y confortable.
“Creo que puedo contar con los dedos de mis manos las veces al año que entrenamos en esa instalación; es un espacio para el voleibol y no se puede practicar voleibol”, dijo el técnico ya despojado de su sonrisa.
Efe constató que mientras el sexteto dominicano entrenaba en el viejo pabellón, en el Palacio del Voleibol contiguo, obreros instalaban equipos de amplificación que serían utilizados en un evento ajeno al deporte.
Hace poco se celebró en esa instalación, por segundo año consecutivo, el torneo de baloncesto superior de la capital dominicana, y frecuentemente el aforo sirve de escenario para presentaciones artísticas, empresariales y políticas.
Aunque explica que su trabajo tiene que seguir adelante, a pesar de las dificultades, remacha que todos los grandes equipos tienen las condiciones necesarias para entrenar “tranquilos”, con gimnasios de uso exclusivo todo el año.
Kwiek da mucho crédito a todo el cuerpo técnico, que trabaja tanto con el equipo de mayores como con las categorías menores, que también han obtenido triunfos importantes a nivel internacional.
“No podemos quejarnos, hay que trabajar con lo que tenemos. Pero este es un proyecto que demanda muchos recursos, no quisiera que se pierda el orgullo que sienten los dominicanos por su voleibol; sería perder tanto tiempo y recursos. Necesitamos más inversión financiera”, apunta.
Explicó que en el último semestre del año el voleibol local competirá en los Mundiales sub’23, sub’20 y sub’18.
“A mi no me gusta hablar de eso, pero sin recursos no podemos avanzar, hace falta mucho dinero para transportes, boletos y hoteles; no solo son las instalaciones”, dice el técnico mientras por el pabellón se observa a estelares como Annerys Valdez, Gina Mambrú o Priscilla Rivera prepararse para abandonar el lugar.
Para Kwiek lo más importante no son los campeonatos y medallas internacionales, sino el que haya logrado, según él, que más de 20 jugadores dominicanas hayan alcanzado el nivel internacional.
“Cuando llegamos al país habían solo seis jugadores importantes en el equipo, hoy hay más de 20 y es un logro no solo de Marcos Kwiek, es de todo el equipo técnico, de Cristóbal Marte, quien preside este proyecto, y quien se dio cuenta en su momento que había que cambiar de dirección”, dice el brasileño en alusión al término de los acuerdos de la plantilla con técnicos cubanos.
Refiere que su equipo tiene las “condiciones” para repetir la corona en la Copa Panamericana, y que “siempre” va con la mentalidad de alcanzar una medalla.
También admitió que la baja por embarazo de la estelar Eve Mejía (La China) es “muy importante”, pero que esas cosas son “inevitables” en un equipo femenino.
Luego del compromiso en Perú, el equipo dominicano jugará el Grand Prix en Holanda, Rusia y Tailandia, antes del clasificatorio para el Mundial de Japón.
“No me gusta hacer planes a largo plazo, pero por lo pronto mi meta es clasificar al equipo a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, y después de ahí ya veremos si seguimos o nos vamos”, revela Kwiek, de nuevo con una gran sonrisa. Con datos de EFE