Miles de personas recorrieron este sábado el paseo marítimo de la capital panameña para celebrar la diversidad sexual en una multitudinaria marcha que contó con una abanderada de excepción: la primera dama del país, Lorena Castillo de Varela.
Es la primera vez en la historia de este país que una marcha a favor de los derechos del colectivo LGBTI congrega a más de 7.000 personas y también que una primera dama participa como abanderada.
“La participación de la primera dama es un gesto buenísimo, muy importante y muy necesario para que de una vez por todas se aprueben aquí los derechos que ya tienen los homosexuales en otros países”, afirmó César Gante, un médico panameño de la provincia de Chiriquí, fronteriza con Costa Rica.
Gante, que acudió a la marcha con su pareja, dijo que Panamá es un país “muy moderno para unas cosas pero muy retrógrado y conservador para otras”, y que la homofobia es más evidente en las zonas rurales y en las comarcas indígenas que en la capital.
La marcha comenzó tras una intensa tormenta y terminó en un mirador del paseo marítimo, conocido como la Cinta Costera, donde se instaló una gran tarima para conciertos.
Los asistentes recorrieron el paseo marítimo portando banderas arcoiris y pancartas reivindicativas, y bailando canciones de reguetón y míticos temas como “I will survive”, de Gloria Gaynor.
La primera dama, que es embajadora especial de ONUSida, también se arrancó a bailar y acudió al evento con una camiseta en la que se podía leer “Cero Discriminación”, el lema que usa para combatir la intolerancia contra esa enfermedad.
“Es una mujer muy tolerante, a pesar de que es muy católica y muy familiar. Su presencia aquí es digna de admirar, es una mujer que respeta los derechos humanos”, dijo Álvaro Levy.
Levy interpuso junto a su pareja el pasado marzo una demanda de inconstitucionalidad contra el Código de Familia, que busca invalidar un artículo y legalizar los matrimonios del mismo sexo.
La querella se sumó a otra presentada en octubre del año pasado y provocó encendidas reacciones de los sectores más conservadores y religiosos del país, que pusieron el grito en el cielo ante la posibilidad de que se legalicen las uniones homosexuales.
Levy, que se casó hace unos años en Estados Unidos, se mostró esperanzado con el fallo que debe emitir próximamente la Corte Suprema de Justicia de Panamá y dijo que “el amor siempre gana”.
Actualmente, el matrimonio homosexual es legal en una veintena de países, ya sea en todo el territorio nacional o en algunas de sus regiones, entre los que se encuentran cinco latinoamericanos: Argentina, Brasil, Colombia, México y Uruguay.
También acudieron a la marcha embajadores de distintos países del continente, funcionarios del Gobierno, el alcalde capitalino, José Blandón, y su vicealcaldesa, Raisa Banfield.
“Hay mucha ignorancia en este tema, es un tema de equidad y de derechos humanos, de humanidad, no es un tema ni de religión ni de fe. Hay que reconocernos como seres humanos iguales”, reconoció Banfield.
Anny Young, otra asistente al evento, puso sobre la mesa la doble discriminación que sufren las lesbianas por ser mujeres y por ser homosexuales.
“Vivimos en el siglo XXI, no podemos esperar más, queremos nuestros derechos ya. Llevo con Jenny más de 10 años, quiero que se legalice nuestro amor”, añadió.