Boasson Hagen se impartió justicia a sí mismo dentro de un Tour de Francia donde había rozado muchas veces el triunfo de etapa. El noruego, favorito en la escapada del día, decidió ganar a lo grande en Salón de Provence y cruzó en solitario la meta para desquitarse en una edición donde mereció llevarse algo.
El pelotón se lo tomó con excesiva calma y la general no registró ningún cambio antes de la contrarreloj de este sábado en Marsella que terminará de definir la clasificación final.
El ciclismo, a veces, es justo. Hoy se produjo el último ejemplo con Boasson Hagen. Porque nadie en esta edición había estado tan cerca de ganar una etapa en tantas ocasiones.
El noruego fue segundo en la 7ª etapa de Nuits-Saint-Georges, puesto al que le emplazó una foto finish con Kittel que nadie todavía hoy ve con claridad que fuera para el alemán.
Fue el primer palo. El siguiente fue en la 11ª etapa, en Pau, donde Kittel volvió a ganar al esprint y Boasson Hagen terminó tercero, detrás de Groenewegen. Mismo puesto repetiría el día de Rodez, en la 14ª etapa, donde Matthews se impuso. El australiano volvería a dejarle con la miel en los labios en la 16ª, donde nuevamente fue segundo.
Así que hoy era una ocasión inmejorable para desquitarse de tanto balón al palo. Más aún viendo a sus compañeros de fuga, donde no tenía rival para un casi seguro esprint.
Y eso que en la fuga había mucho talento con hombres como Daniel Bennati, Sylvain Chavanel, Thomas De Gendt, Michael Albasini, Gianluca Brambilla, Bauke Mollema, Tony Gallopin, Jens Keukeleire, Nikias Arndt,… Sin embargo, en una llegada al esprint, Boasson Hagen no tendría rival. Y así fue, aunque no al esprint.
Después de numerosos ataques de hombres como Chavanel, De Gendt, Gesbert o Keukeleire, que debían probar desde lejos y que sólo sirvieron para limar la escapada a 9 de los 20 corredores que habían protagonizado la fuga durante todo el día, Boasson Hagen quiso dar un golpe de efecto totalmente inesperado.
Pese a ser el más rápido, el del Dimension Data decidió atacar desde lejos, algo que no entraba en los planes de nadie.
"Quise atacar antes de meta para no arriesgarme a otra foto finish", decía con humor el ciclista, que sumaba así su tercer triunfo en un Tour de Francia después de los dos que consiguió en la edición de 2011.
Los de la general ni se enteraron. Gozaron de un día muy tranquilo. Ninguno de los favoritos quería gastar ni un gramo de fuerza de más ya que necesitarán todos los posibles para la contrarreloj de este sábado en Marsella.
Será una jornada de 22,5 kilómetros donde Froome parte como claro favorito a retener el liderato frente a sus rivales y proclamarse así campeón del Tour por cuarta vez en su carrera.
La emoción estará en ver quiénes le acompañan en el podio, con Urán como principal candidato a ser segundo en la general al ser, a priori, algo superior a Bardet en esta disciplina. Reporte de Marca