El Banco Central de la República Dominicana (BCRD) decidió reducir su tasa de interés de política monetaria en 50 puntos básicos, de 5.75% anual a 5.25% anual, efectivo a partir del 1 de agosto.
De acuerdo al esquema de gestión de liquidez de corto plazo del BCRD, el corredor de tasas se ajustó en la misma proporción, lo que indica que la tasa de depósitos remunerados de corto plazo (overnight) baja de 4.25% a 3.75% anual y la tasa de facilidades de expansión (repos) se reduce de 7.25% a 6.75% anual.
La decisión sobre la tasa de referencia tomó en consideración el balance de riesgos en torno a las proyecciones de inflación, la evolución de los principales indicadores macroeconómicos nacionales, el entorno internacional relevante y las expectativas del mercado.
La inflación acumulada en el primer semestre del año fue de 1.02%, mientras que la tasa interanual de inflación a junio descendió a 2.55%, por debajo del límite inferior del rango meta de 4% ± 1% establecido en el Programa Monetario.
Asimismo, la inflación subyacente interanual, relacionada con las condiciones monetarias, se ubicó en 2.18%. Según las más recientes proyecciones, la inflación se aproximaría al límite inferior del rango meta en el horizonte de política monetaria.
Desde el pasado año, tres factores externos han condicionado el comportamiento de la economía dominicana: (1) se revirtió el choque positivo de oferta, asociado a los precios internacionales del petróleo, que había beneficiado a la economía dominicana durante los últimos años; (2) la Reserva Federal de Estados Unidos de América (EUA) retomó el proceso de normalización de su política monetaria; y (3) se incrementó la incertidumbre en torno a las políticas económicas del nuevo gobierno de EUA.
No obstante, desde el último incremento en la tasa de política monetaria en el mes de marzo, el entorno internacional ha cambiado. Por un lado, el aumento de los precios del petróleo se ha moderado, revirtiendo la tendencia al alza que mostraba la inflación en República Dominicana (RD). Por otro lado, el proceso de normalización de la política monetaria de Estados Unidos se ha vuelto más gradual y se espera que la Reserva Federal mantendría una postura acomodaticia por el resto del año.
Adicionalmente, el Fondo Monetario Internacional (FMI) revisó a la baja las perspectivas de crecimiento de EEUU, a 2.1% en 2017 y 2018, bajo el argumento de que no habría un impulso fiscal en el corto plazo.
En cuanto a la Zona Euro, el FMI proyecta un crecimiento de 1.9% en 2017 y 1.7% en 2018.
Por otro lado, América Latina saldría de recesión, con la excepción de Venezuela, registrando tasas de crecimiento moderadas de 1.0% en 2017 y 1.9% en 2018. En el ámbito doméstico, cifras preliminares durante el segundo trimestre del año señalan que el crecimiento económico se situó sensiblemente por debajo de su potencial, influenciado por una fuerte desaceleración de la inversión privada y una importante reducción en el gasto público, particularmente en el gasto de capital, lo que ha contribuido a que el déficit del Sector Público No Financiero (SPNF) se ubicara en -0.5% del PIB al mes de mayo.
Adicionalmente, los agregados monetarios y los préstamos totales al sector privado moderaron su expansión ante una reducción tanto en la demanda de dinero como en la demanda de crédito, asociada a la influencia de factores externos e internos sobre las expectativas de los agentes privados.
En este contexto, el Banco Central de la República Dominicana redujo su coeficiente de encaje legal en 2.2 puntos porcentuales, como forma de estimular la actividad económica a través del crédito en un entorno de bajas presiones inflacionarias, al ubicarse la inflación por debajo del límite inferior de la meta.
Se espera que este conjunto de medidas monetarias contribuya a que el crecimiento económico retome el dinamismo previsto y que la inflación se ubique en torno al límite inferior del rango meta de 4% ± 1% establecido en el Programa Monetario de 2017.
Con respecto a las cuentas externas, las actividades generadoras de divisas siguen mostrando un desempeño favorable, contribuyendo a mantener el déficit de cuenta corriente en niveles bajos, a la vez que se fortalece la acumulación de reservas internacionales y contribuye a la estabilidad relativa en el mercado cambiario.