El debate sobre el premio Jugador Más Valioso de la Liga Americana se ha concentrado alrededor del cañonero de los Yankees, Aaron Judge, y el catalizador de los Astros, el venezolano José Altuve. En esa discusión, el nombre del dominicano José Ramírez ha sido relegado a un segundo plano.
Ramírez está acostumbrado a ser menospreciado y probar luego que quienes lo hicieron estaban equivocados. Es lo que ha hecho toda su vida. Y es esa actitud lo que lo convirtió en finalista al JMV este año.
El quisqueyano de 25 años, para empezar, fue primero en dobles (56) entre los seis finalistas de ambas ligas y terminó empatado con Giancarlo Stanton de los Marlins en el liderato de extrabases de las Grandes Ligas (91).
Además, Ramírez pasó la temporada moviéndose entre segunda (577.1 innings) y tercera base (736.2 innings) este año. Abrió el Juego de las Estrellas por la Liga Americana en la antesala, posición en la que ganó el Bate de Plata y fue finalista para el Guante de Oro.
En total, Ramírez jugó 152 encuentros para la Tribu, dejando una línea ofensiva de .318/.374/.583 con 29 jonrones, 83 carreras empujadas, 107 carreras anotadas y 17 bases robadas. Sus 56 dobles fueron la tercera cantidad más elevada en la historia de la franquicia y la mejor para un pelotero de los Indios desde 1926.
Con su .957 de OPS, Ramírez terminó empatado con Altuve en el tercer puesto de la Liga Americana. Y entre sus colegas de la Liga Americana, el toletero ambidextro finalizó entre los cinco primeros en promedio de bateo, hits, carreras anotadas, bases alcanzadas y slugging.
Quizás Altuve o Judge ganen el premio. Pero por favor no olvidemos a Ramírez.