SANTO DOMINGO, RD.-El presidente de la Junta Agroempresarial Dominicana (JAD), Osmar Benitez, alertó sobre la presencia en la zona este del país del caracol africano Achatina fulica, que se alimenta de más de 200 especies vegetales, poniendo en peligro las cosechas de diversos rubros agrícolas.
También Leonardo Fañas, coordinador del Frente Agropecuario del PRM, ha dado la voz de alarma a toda la población sobre la presencia de esta plaga en el territorio nacional.
Dicen los expertos que la reproducción de los caracoles es muy intensa. Igual que la lombriz de tierra es hermafrodita incompleta, necesitando unirse en los dos órganos sexuales a otro caracol, quedando finalmente fecundados ambos progenitores. En el caso de los caracoles, se ha encontrado que en ciertas situaciones se pueden autofecundar. Esta plaga está presente prácticamente en todos los países de América del Sur: Colombia, Venezuela, Perú, Brasil, Argentina, Bolivia y demás países, han alertado a su población a no enfrentar a estos animales, sin tener el debido cuidado al hacerlo. La contaminación del ambiente en que se desarrollan, con microorganismos patógenos es muy común, convirtiéndose en difusores de enfermedades muy letales para los humanos. El caracol africano no debe confundirse con las especies de caracoles, utilizados en la alimentación humana. Las especies para proyectos comerciales, son más pequeños y no representan peligros para la agricultura y para la población. En los años de 1970, extranjeros que residían en la zona de Juma, Bonao, iniciaron proyectos familiares de crianza de caracoles para el consumo doméstico. Por descuido se escaparon una parte de esos caracoles e invadieron los arrozales de esa zona del valle de Bonao y luego el valle de La Vega Real. Los arroceros han sabido convivir con esta plaga y según expresan arroceros y técnicos de Rincón, La Vega, obtienen ciertas ventajas de los caracoles en la eliminación de los yerbajos y del arroz indeseable. El Dr. Carlos Columna, especialista en el control de plagas del arroz, señala que el control de los caracoles es efectivo y de muy baja contaminación, si se utilizan los productos y la metodología adecuada.
El caracol, sea pequeño o grande, es una plaga para varios cultivos. Calculando el tiempo que le toma a un caracol de los que atacan al cultivo del arroz, vemos que en cuestión de segundos una hoja de esta gramínea, es devorada.
En el caso del caracol africano, que también se denomina caracol gigante, el problema está en que se alimenta de la parte foliar de más de 200 especies vegetales. Algunos autores señalan que la plaga puede atacar a más de 500 especies de vegetales. Cultivos agronómicos, hortícolas, forestales, frutales, ornamentales y también estiércoles humanos y de todas las especies de animales, son devorados por estos caracoles gigantes. Por su tamaño y su voracidad, el ataque es muy intenso y vale la pena tomar todas las medidas, para evitar su difusión en el país.
El calificativo de “gigante” es bien merecido, porque los caracoles generalmente dentro de las 4,000 especies diferentes que existen, el tamaño de los utilizados en proyectos comerciales oscilan entre 2.8 centímetros, a 5.5 cms, con un peso de unos 7 gramos a 45 gramos. En cambio, el caracol gigante o africano, tiene un tamaño que varía de los 10 cms, hasta los 20 cms, llegando en algunos casos a los 30 cms de longitud y su peso podría superar los 150 gramos.
El caracol africano de nombre científico Achatina fulica, se alimenta como señalamos anteriormente de más de 200 especies vegetales incluyendo: cacao, lechosa, maní, piña, granadillo, chinola, repollo, arroz y muchas más.
Al alimentarse de estiércoles humanos y de todas las especies de animales, se contaminan de microorganismos patógenos que están presente en esos compuestos orgánicos, produciendo en los humanos que hacen contacto con las manos o cualquier parte del cuerpo, enfermedades como: meningitis, inflamación de los tejidos, diarrea, fiebre intestinal, etcétera.
Se recomienda no tocar con las manos a estos animales, para recogerlos y colocarlos en cubetas con agua de sal o de cal, se deben usar guantes o fundas plásticas para proteger las manos. La población debe estar alerta y avisar a las autoridades agrícolas de cada zona, sobre la presencia de estos animales.