El obispo de la Diócesis de Nuestra Señora de la Altagracia en Higüey, Nicanor Peña, dijo aquí que la Iglesia está llamada a acoger a todos los pobres y a los que sufren, a los ancianos, la niñez, la juventud descarriada que no tiene oportunidades y a los hogares destruidos.
Según Peña, quien también es presidente de la Conferencia del Episcopado Dominicano, la Iglesia está consternada por el irrespeto a la vida en todos los sentidos, “tanto en el crimen callejero, como al que se refiere al de antes de nacer”.
“Quiere nuestra madre que todos los dominicanos estemos unidos como una sola familia y que vivamos unidos por el lenguaje de la fe”, dijo el obispo al pronunciar la homilía en la misa celebrada en la Basílica de Higüey con motivo del Día de la Altagracia.
Al acto religioso asistieron el presidente de la República Danilo Medina, la vicepresidenta Margarita Cedeño y otros funcionarios de alto nivel. Además, cientos de feligreses.
Peña dijo que los dominicanos deben estar unidos por los ritos sagrados, “construyendo así la fuerza del amor y nuestra dominicanidad”.
Aseguró que la Virgen María está ligada íntimamente a “nuestra dominicanidad”.
Citó la frase del primer obispo de esta diócesis, monseñor Juan Félix Pepén, que reza: “Mientras el pueblo dominicano conserve su fe católica será siervo y vasallo de la vida, mientras lo sea continuará siendo dominicano, y si por un imposible el pueblo dominicano dejara de amar a la Virgen de la Altagracia, dejaría de ser, estamos seguros, de ser libre e independiente.
La devoción a la Virgen de la Altagracia es nuestra garantía de supervivencia como nación”.
Manifestó que “si como pueblo nos mantenemos unidos en torno a la Virgen, como los apóstoles en el cenáculo, no podemos sucumbir”. “Un hijo de María nunca perecerá”, afirmó.