Santo Domingo.-Las rutinas anuales son inflexibles en su cadencia. Vuelven cada vez a repetir sus rituales y el caso de la Semana Santa, nada tan firme como volver a recorrer un camino que sabe a conocido.
La Semana Santa tiene un carácter religioso y de fe: la conmemoración del más trascendente acto del cristianismo: la muerte en la cruz de Jesucristo y su vuelta a la vida para dejar abierta y desafiante la posibilidad de redención de los pecados.
La Semana Santa se celebra de una forma distinta, pero coincidiendo en la conmemoración anual de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús de Nazaret.
Este día, Domingo de Ramos, recuerda la llegada de Jesús a Jerusalén en un asno joven, rodeado de una gran multitud de gente, narran los textos.
El Lunes Santo se celebra en la Iglesia católica con una misa normal donde se proclama el pasaje de la Unción en Betania, en casa de Lázaro.
El Martes Santo continúa con las celebraciones de la Semana Santa cristiana, conforme se acercan los días de los principales cultos propicios para la reflexión profunda.
El Miércoles Santo marca el término de la primera parte de la Semana Santa, día en el que según los textos se reunió Judas Iscariote con el sanedrín para condenar a Jesús.
El Jueves Santo, el día de la última cena de Jesús con los apóstoles, momento que Leonardo da Vinci eternizó con su famoso cuadro.
El Triduo Pascual comienza el Viernes Santo con la liturgia de la Pasión del Señor, momento en el que murió Jesucristo en la Cruz. Este día no se celebra la eucaristía.