REDACCIÓN INTERNACIONAL.- En los oficios del Viernes Santo el Papa no predica, sino que se postró por tierra en la Basílica de San Pedro, escucha al predicador y medita con los demás fieles la Pasión y muerte de Jesús.
Este viernes lo ha hecho como ejemplo a los jóvenes, que habían realizado las lecturas iniciales y son los protagonistas en Roma desde hace diez días, cuando trescientos chicos y chicas de todo el mundo vinieron a preparar el Sínodo de los Jóvenes del próximo mes de octubre.
Por ese motivo, el predicador de la Casa Pontificia, Raniero Cantalamessa, se dirigió especialmente a ellos, invitándoles a meditar «tres versos de un gran poeta creyente del siglo pasado, T. S. Eliot,que dicen más que libros enteros».
Son breves, directos y retadores: «En un mundo de fugitivos / la persona que va en dirección contraria / parecerá un desertor».
Con gran energía, el anciano y carismático capuchino exhortó a los jóvenes: «¡Sed de los que toman la dirección contraria! ¡Tened la valentía de ir contra corriente! La dirección contraria es una persona; es Jesús, nuestro amigo y redentor».