SANTO DOMINGO, República Dominicana.- La República Dominicana recuerda hoy el ajusticiamiento del dictador Rafael Leónidas Trujillo que se produjo en 1961, en la avenida George Washington cuando se dirigía a su casa en San Cristóbal.
En esa vía fue sorprendido por un complot cuyos integrantes eran: Salvador Estrella Sadhalá, Antonio Imbert Barreras, Antonio de la Maza, Huáscar Tejeda, teniente Amado García Guerrero, Roberto Pastoriza y Pedro Livio Cedeño.
Estos alcanzaron el vehículo en que viajaba Trujillo y lo tirotearon, logrando terminar con la vida del tirano, pero su plan no fue del todo perfecto, porque después que se diera a conocer la noticia de que este estaba muerto los agentes del Servicio de Inteligencia Militar (SIM), se lanzaron a buscar pistas y encontraron a muchos de los integrantes del complot.
La escena donde se produjo el ajusticiamiento de Trujillo no fue limpiada, se dejaron armas registradas a nombre de los conspiradores, el auto de uno de ellos también fue abandonado cerca del lugar del crimen, pero el error que causó la muerte de todos los conspiradores fue el no haber matado a Pedro Livio Cedeño, quien resultó herido de gravedad, aunque no se sabe a ciencia cierta quién le propinó las heridas, y el no preocuparse en matar al chofer de Trujillo Zacarías de la Cruz.
Con la muerte de Rafael Leónidas Trujillo, se puso fin a una de las dictaduras más siniestras del Siglo XX.
La historia nos muestra dictadores que permanecieron, o permanecen, largo tiempo en el poder gracias a su habilidad, a su inteligencia o a su carisma personal. El caso de Trujillo es novelesco porque su mandato estuvo basado en el terror y en la brutalidad.
La familia de Trujillo trató de huir con el cuerpo del dictador en su yate «Angelita», pero no fue posible. Su funeral, realizado el 2 de junio del mismo año, fue el de todo un estadista y una larga procesión lo acompañó desde el Palacio Nacional hasta la localidad de San Cristóbal, donde fue enterrado. Miles de personas de todos los estratos sociales desfilaron ante el féretro con los restos de Trujillo. El entonces presidente Joaquín Balaguer dio el discurso laudatorio, diciendo, entre otras cosas:
Fuente: educando.edu.do