En Ekaterimburgo, Senegal pegó primero. Tras un remate con algo de efecto pero sin demasiada potencia de Youssouf Sabaly, el portero japonés Eiji Kawashima dio una floja respuesta rechazando con sus puños hacia el medio y esa pelota rebotó en el extremo de los ‘Reds’ (11) abriendo el marcador.
Las subidas por la derecha del lateral Moussa Wagué lastimaban a los Samuráis, que pocas ideas ofrecían para crear situaciones de gol ante la defensa bien plantada de Senegal.
Sin embargo, de tanto ir, porque los africanos les regalaban el balón, los nipones llegaron a la igualdad con un bonito tanto de Takashi Inui (34), al entrar al área grande, enganchar para adentro y cruzarla al palo más lejano del portero Khadim N’Diaye.
El primer tiempo pareció una partida de ajedrez, cada cual meditando cuidadosamente cada movimiento, en el que además de los goles sobresalió una aparición de M`baye Niang mano a mano ante Kawashima en la que el portero asiático se repuso de la mala respuesta que había tenido en el gol de Mané.
En la segunda parte, el seleccionador senegalés Aliou Cissé pareció haber dado la orden de salir más decididos en busca de los tres puntos, con un Mané más activo, pero que fue perdiendo trascendencia con el correr de los minutos, ante una marca bien escalonada de los asiáticos.
Los hombres del técnico Akira Nishino apostaron al contragolpe y lograron generar las opciones más claras en esa etapa del complemento: Yuya Osako con un cabezazo a los 49 y un centro de la muerte que no pudo empujar a los 60, sin olvidar un remate de Inui que sacó chispas al larguero (64). Parecía que el partido era de los nipones.
Sin embargo, Japón pagó un viejo axioma del fútbol: ‘los goles que se fallan en un arco se pagan en el propio’. Y eso sucedió cuando a los 71 minutos el lateral Wague coronó con un remate al primer palo un desborde por izquierda del lateral izquierdo Youssouf Sabaly.
Pero los japoneses jamás bajan los brazos. Y tras una mala salida del portero senegalés, el histórico Keisuke Honda (78), del Pachuca mexicano, rescató a sus Samuráis para sellar un justo empate.