Se inicia en nuevo año escolar. Dos millones ochocientos mil estudiantes estarán ocupando las aulas en colegios y escuelas públicas a partir de hoy. Con la incorporación de 271 nuevas aulas que serán integradas al sistema de tanda extendida.
Nadie puede poner en dudas de que la inversión, a partir del cuatro por ciento, es cuantiosa. Ello lo explica la jornada extendida, el nivel y la cantidad de alimentos que se sirve a los estudiantes, la construcción de nuevas aulas y reparación de algunas en mal estado, la dotación de uniformes y libros de texto y otros detalles en el orden material para la educación pública.
Si a lo anterior le agregamos el nivel salarial para los maestros que sirven la educación desde el sector oficial, resulta claro que no hay carencia.
Sin embargo, la parte que menos conocemos es cuanto se hace para mejorar la formación de nuestros niños y adolescentes. Qué es lo que hacemos para que nuestros hombres del futuro se estén formando en condiciones de igualdad frente a quienes ellos adverarán en un mercado globalizado ofertando sus conocimientos.
Las mediciones recientes que se han hecho sobre el nivel de la educación en República Dominicana no nos dejan bien parado. Estamos, como país, en los últimos lugares en cuanto a la calidad de la educación.
La realidad no es desconocida por los rectores de la educación nacional, pero daría la impresión de que no estamos priorizando el que debe ser tema central para lograr el hombre o mujer que queremos para que ayuden en la construcción de un mundo mejor.
Dediquemos tiempo, recursos y creatividad a la tarea de agregar contenido a la abundancia material que hoy se exhibe en la infraestructura escolar.