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  • Por: Humberto Salazar
  • martes 11 septiembre, 2018

China y la Nueva Ruta de la Seda (One Belt One Road)

Durante una visita a Kazajistan en el año 2013, el Presidente Chino Xi Jinping anunció la iniciativa denominada la “Nueva Ruta de la Seda”, un mega proyecto a ejecutar durante 30 años, que se plantea unir por vía terrestre y por mar a más del 65% de la población mundial en una plataforma de rutas comerciales que se extenderán por Asia, Europa y África, pero que sus alcances fueron ampliados a América Latina como se anunció en la cumbre del CELAC con el primer mandatario chino en este mismo año.

Esta iniciativa es una réplica de la antigua ruta de la seda, que durante siglos fue el lazo de unión entre Europa y las costas del norte de África con la potencia económica que siempre fue China en la antigüedad, hasta que su aislamiento durante la Revolución Industrial en el Siglo XIX provocó una disminución de su presencia en el comercio internacional, situación que está siendo revertida con la aplicación de las políticas de apertura implementadas a partir de la presidencia de Deng Xiaoping en 1978.

Para tener una idea de lo que significaba China como potencia económica mundial en la antigüedad, podemos compararla con el imperio mas grande que ha tenido occidente, el Imperio Romano, pues en la época de su mayor esplendor, su territorio se correspondía a una tercera parte de lo que constituía en Imperio Chino, y en cuando al peso de su aporte al PIB mundial, comparados los dos, Roma como máximo pudo representar el 9%, mientras China aportaba en la misma época el 20%.

Durante 20 siglos la ruta de la seda, la misma que transitó Marco Polo, aquel comerciante procedente de Venecia famoso por sus relatos escritos en ¨Los Viajes de Marco Polo¨, unió a China y Asia Central con Europa, Bizancio, Damasco, Egipto y Etiopía, una comercio que comenzó a declinar durante XV y XVI, la época de las confrontaciones y aislamiento de China, a la que sorprende la Revolución Industrial en el siglo XIX en una situación de inestabilidad interna que explica su decadencia hasta que comienza a renacer a finales del siglo XX.

Lo que se está planteando China es el proyecto de comunicación vía carreteras, trenes, aviones y barcos, mas grande y ambicioso de la historia, una réplica de la antigua ruta de la seda atravesando China, Rusia, toda Asia Central y el Este de Europa hasta Madrid, pero también rutas marítimas que conecten todo el sur de Asia, Oriente Medio, Europa, hasta las costas africanas que son bañadas por el Océano Indico y una ruta transoceánica hacia Latinoamérica.

Estamos frente a un proyecto que significará una revolución en términos económicos por la cantidad de tráfico de mercancías, pasajeros, telecomunicaciones e hidrocarburos y la necesidad de construcción de infraestructuras necesarias para ello, una inversión en principio de 1.4 billones de dólares, para invertir en carreteras, puentes, vías férreas, aeropuertos y puertos diseminados en más de 60 países de Eurasia y África, de una dimensión tan grande que su terminación esta fechada para el 2049, cuando se cumple el centenario de la fundación de la República Popular China..

Para lograr su objetivo será necesario construir una enorme red de autopistas, terminales de trenes, aeropuertos y redes de comunicaciones que al integrarse sean un sistema de circulación de mercancías y personas que pasará por 65 países que hoy en día representan el 65% del PIB , el 70% de la población y el 75% de los recursos energéticos de todo el planeta,

Solo que un proyecto como este no se construye de la noche a la mañana, se trata de una inversión de tres décadas, que ya se inició, con las grandes inversiones que está realizando China en algunos puertos de Europa, como el del Pireo en Grecia, donde China de plantea construir infraestructuras que compitan con los puertos mas importantes del mundo; el de Gwadar en Pakistan que está ubicado en la desembocadura de la vital ruta petrolera que es el golfo  pérsico, hablamos de inversiones en infraestructuras que ya están en marcha por una suma que está por encima de los 45 mil millones de dólares.

Ahora, ¿para que quiere China ser el país propulsor de la nueva ruta de la seda?

Primero es un tema de integración económica y ampliación de las facilidades para el comercio con los países participantes, después de todo China es considerada la fábrica del mundo y con este proyecto consolidará su posición como la potencia industrial mas importante en el siglo XXI.

En segundo lugar, además de las infraestructuras se plantean acuerdos de libre comercio entre los países participantes, lo que derribará barreras aduaneras y arancelarias, de modo que facilitará el comercio y ampliará las posibilidades de intercambio comercial.

Tercero, con la construcción de todas estas facilidades de transporte, China que es muy dependiente de la importación de recursos energéticos y los commodities para mantener su ritmo de crecimiento, garantiza el acceso de todo tipo de recursos de este tipo a su territorio pues en estos momentos el gigante asiático podría sentirse vulnerable ya que hay rutas comerciales que están fuera de su control, como el estrecho de Malaca, que es una ruta dominada por los Estados Unidos.

Además China es un país con desarrollo muy desigual, la costa tiene ciudades integradas al comercio internacional y con un alto grado de desarrollo, pero hacia el centro todavía persiste mucha pobreza, por lo que con la construcción de esta red de ferrocarriles y carreteras se pretende integrar a estas regiones al comercio internacional, de modo que se pueda replicar el modelo que predomina en las ciudades costeras.

Desde el punto de vista geopolítico con esta  nueva ruta de la seda China se plantea extender su influencia hacia Asia Central, Europa, Medio Oriente y África, ahora agregando algunos proyectos que se plantean para integrar a América Latina, como una vía de comunicación  transoceánica que une a la costa de Brasil en el Atlántico  con Perú en el Pacifico, y un proyecto ferroviario que atraviese Panamá, es decir, hablamos de una influencia global a través del intercambio comercial.

Si todo este proyecto se realiza, estamos ante un cambio profundo en las relaciones internacionales, ya que China tendría como ámbito de influencia una parte importante del mundo y esto cambiaría el equilibrio de poder que se construyó cuando terminó la segunda guerra mundial, donde Estados Unidos se convirtió en la potencia hegemónica, podría ser que en 30 años todos los caminos conducirían hacia Pekín, con lo que esto significaría en términos geopolíticos.

Esto es lo que explica la preocupación que existe en los Estados Unidos ante el avance de China en sus relaciones con los países Latinoamericanos, y la misma Rusia que a pesar de que participa dentro de los países que son objeto de esta enorme inversión, ya que la nueva ruta de la seda pasa dentro de su territorio, observa como China podría convertirse en la potencia hegemónica del siglo XXI promoviendo el comercio y la inversión.

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