REDACCIÓN INTERNACIONAL.- Un cambio de colegio o de ciudad. El divorcio de los padres. Problemas para adaptarse en la escuela o una experiencia traumática… El listado de causas que puede llevar a un niño o a un adolescente a experimentar un cuadro añadido de estrés o ansiedad en su vida cotidiana es amplio; y si no se reconocen ni se controlan estos síntomas con ayuda especializada pueden desembocar en una enfermedad mental. De hecho, la mitad de estos trastornos comienzan antes de los 14 años y la depresión ocupa ya el tercer lugar con respecto a la carga de morbilidad entre los adolescentes.
Los datos los ha publicado recientemente la Organización Mundial de la Salud, que el próximo miércoles 10 de octubre celebra el Día de la Salud Mental centrado específicamente en los jóvenes. Bajo el lema 'Educación Inclusiva, Salud Mental Positiva', la jornada de la OMS hará campaña en varios frentes: de un lado, en el reconocimiento de la importancia de la resiliencia (capacidad de superar circunstancias difíciles) a edades cada vez más tempranas; y de otro, en el avance hacia políticas de prevención cada vez más eficaces. Y en esta estrategia transversal juegan un papel fundamental no sólo los especialistas, sino también los referentes cotidianos de los niños y adolescentes, caso de los padres o los profesores.
Fuente: Diariosur