No hay dudas de que el Presidente de la República ha sido un político muy difícil de combatir después que llegó al Palacio Nacional, porque el estilo, que es como dicen tantos lo que define al hombre, ha impactado de tal manera en las mayorías nacionales, que no importa todo lo que se diga para intentar descalificarlo este impone sin palabras hechos concretos a la palabrería que caracteriza la actividad política, que a fin de cuentas es el deporte nacional.
Es complicado y harto cuesta arriba, echar abajo a un gobierno que es elogiado por todos los organismos que bendicen el quehacer económico del planeta, como el Fondo Monetario Internacional, la CEPAL y el Banco Mundial, por ser la República Dominicana quien encabeza la proyección de crecimiento para este 2018 y el 2019, que sin lugar a dudas es uno de los indicadores mas importantes para diagnosticar la sanidad de una economía y las posibilidades de mejoría sustancial de las condiciones de vida en un país determinado.
Solo hay que mirar a nuestro alrededor para entender el por qué se mira a la República Dominicana como un milagro económico en la región; una proyección de crecimiento a la baja por todos lados, crisis sociales en el cono sur, debacle económica en los países más ricos y poderosos del continente y los ejemplos sobran, resultados electorales que benefician a populistas que solo sacan la cabeza cuando hay crisis políticas y de credibilidad, en fin lo que vemos da grima y es como si nosotros viviéramos en una burbuja que nos aísla de todo lo que está sucediendo.
Solo la semana pasada, ya se comenzó a mirar una luz al final del túnel (nunca mejor dicho) cuando se dio el primer paso para el encendido de las plantas de Punta Catalina, el esfuerzo mas importante que se ha dado en el país para resolver la crisis de energía con la que todos hemos nacido, crecido y nos hemos puesto viejos; se anunciaron inversiones multimillonarias de las empresas del sector telecomunicaciones, lo que es una muestra de confianza en la economía de parte del sector privado que a fin de cuentas es el sostén principal del edificio sobre el que se sostiene la Nación.
Sin contar en que mientras pareciera haber todo un tinglado de miembros de la llamada oposición que se dedican a la politiquería barata para que sea replicada por los medios de comunicación y tienen a sus vocingleros son oficio dedicados el día entero a ¨darle con los dedos¨ a las redes sociales, el Presidente Medina en persona mantiene sus programa semana de inauguración de obras de infraestructura, contactos con todas las fuerzas vivas del país, seguimiento personal de los programas que ejecuta el gobierno y como si fuera la ¨cereza del helado¨ los domingos se dedica a visitar a los pequeños productores sobretodo del sector agropecuario.
Entonces ante esta realidad los que quieren la cabeza de Danilo, hablando en sentido figurado por supuesto, se las deben ver muy agrias para construir un discurso en contra de un presidente que encabeza un gobierno que está dando respuesta a la mayoría de las necesidades de la mayoría del país, que no son precisamente los políticos de siempre, los dueños de guaguas, los vocingleros del congreso, lo de los libritos constitucionales o lo que nos atrevemos a teorizar en los medios de comunicación, es por esto complicado construir un discurso de crisis cuando esta no existe.
Sin embargo los agoreros de siempre se han dedicado a querer construir un escenario de crisis para intentar convencernos de que estamos en medio de problemas que no se pueden resolver, que esto es consecuencia de las actuaciones del actual gobierno y por esto habrá que sustituirlo, ese sueño viene desde hace muchos meses, solo hay que revisar los manifiestos del difunto movimiento ¨mancha verde¨, del cual participaron los mismos que ahora gritan crisis por todos lados, donde pedían incluso una ruptura del orden constitucional y soñaron con la sustitución por la fuerza de nuestro estado de derecho.
Ni hablar de que ahora los ¨dueños del país¨, que tienen nombre propio: Antonio Marte, Juan Hubieres (reencarnación del Che) y la gente de Fenatrado; creen o se imaginan que en el país hay pozos de petróleo de modo que está en las manos del gobierno subir o bajar los precios de los carburantes, es más, dicen que hay que disminuir los impuestos porque según ellos son muy altos, pero tampoco aclaran por donde se van a sustituir los ingresos que dejen de ingresar a erario nacional y como haremos para seguir las inversiones públicas y mantener un equilibrio en el déficit fiscal que generalmente acompaña a las ejecuciones presupuestarias en todos los países del mundo.
Es decir, lo de estos sinvergüenzas, que son consignas y nada más para tratar de crear una crisis superficial en un país donde no se puede jugar con la paz social, no es mas que ¨bulla. acción y movimiento¨ para por un lado lograr de nuevo privilegios y beneficios económicos, algo que han conseguido en los diferentes gobiernos a los que les ha tocado chantajear, y por otro lado intentar crear espacio político para las personas con quienes han tenido tratos y proyectos de los cuales son parte, no hay que ir muy lejos para recordar que estos empresarios del transporte intentaron crear cada uno de ellos un partido político reconocido y todos han sido candidatos por partidos de oposición.
Pero lo peor de todo esto que los llamados opositores, que deberían ser políticos con cierta responsabilidad, de dedican a montarse en la ola de esta gente apoyando sus ideas descabelladas y a todas luces irrealizables, porque ¿de dónde diablos le sale a Luis Abinader, que se supone una persona educada en términos económicos, apoya el disparate que hablan estos transportistas?.
Pues de la necesidad de agarrarse a lo que sea para figurar en la prensa, ya que no el ni nadie en su sano juicio puede justificar lo que esta gente plantea pues son números exactos, y si se sacan impuestos presupuestados hay que sustituirlos con otros y esto quiere decir llamar a una reforma fiscal que nadie en este momento apoya, lo que quiere decir que este dirigente del Partido Revolucionario Moderno, se agarra a la consigna de que ¨acabemos a Danilo que mañana ganaremos¨.
Pero siguiendo con el mismo personaje, en el día de ayer el mismo Abinader anuncia que cuando sea presidente (no sabemos de que club deportivo) pues disminuirá un 30% el costo de los alimentos, pero al mismo tiempo habla de hará de la agropecuaria un ¨negocio rentable¨, ¿te bajaré los precios y ganaras más?, pero ¿y donde será que este señor aprendió aritmética?, lo que parece es que por su afán de imitar las visitas sorpresa, porque ahora a todos les ha picado el virus de hablar con la gente, Abinader llega sin nada preparado a reuniones con un sector al que ya no se le pueden ofrecer tonterías porque tiene más de 6 años hablando directamente con el mismo presidente de la República.
Ni hablar de los ¨constitucionalistas¨, ahora los que no tienen votos tienen entre ¨ceja y ceja¨ lograr en el Tribunal Constitucional lo que no pudieron hacer en el Congreso Nacional, porque ni los que dentro del partido oficial conspiran todos los días contra su propio presidente, ni los “partiduchos” de ocasión, que solo se sienten en los medios de comunicación, tienen votos en ninguna parte para echar atrás la Ley de Partidos, ahora han formado otro ¨bloque opositor¨ para desde lo jurídico intentar derrotar a lo político, una locura que solo puede verse en un país como este donde el deseo de trascendencia carcome por dentro a tanta gente.
Acabar con la Ley de Partidos, según las tendencias anti Danilo en el PLD y sus amigos que dirigen grupúsculos vociferantes de los medios de comunicación y las redes sociales, es lo mismo que derrotar al presidente de la República, ya lo intentaron en múltiples ocasiones en las discusiones dentro de la Cámara de Diputados, donde usaron todo tipo de maña para evitar que se impusiera la fuerza de la mayoría, que se supone es la primera ley de la democracia, y en esto también juegan al caos político, un intento burdo que cuenta con el apoyo de gente a quienes parece ganarle la desesperación antes que la racionalidad en estos días de tanta confusión.
Pero no solo transportistas, a esta campañita que ¨acabemos con Danilo que mañana ganaremos¨, se suman los que preconizan la derrota del PLD si se divide, cuando los que lo quieren dividir son ellos mismos; los que se alían a los opositores para criticar acremente políticas que deberían ser elogiadas, los que no levantan una sola voz dentro del PLD para defender alguna política de gobierno y solo sirven para la critica acerba y feroz; los que de modo hipócrita ahora predican el acercamiento a los excluidos intentando dar la cara donde nunca antes fueron, los que a nuestro juicio deberían ser los primeros en poner su hombro para sostener políticamente a un gobierno como el del actual presidente que es quien mantiene todavía los altos niveles de popularidad de que disfruta su partido.
Solo que si hay algo que se revierte en contra de sus auspiciadores es un invento como este, pues es más que difícil convencer a un país de que va mal cuando las cosas van bastante bien, convencer a los habitantes de los barrios de la capital que usan el teleférico de que eso es un desastre, los que se ahorran un porcentaje muy alto de sus sueldos cuando se suben al metro para ir a sus trabajos, los que consiguen trabajar más porque sus hijos están ella escuela en tanda extendida, los que usan los centros hospitalarios renovados por el gobierno y viven la diferencia, los que consiguen el pan de sus hijos con los cientos de miles de empleos creados en estos 6 años, los que han subido su nivel de vida y son parte de las clases medias que ya es mayoritaria en el país.
¿Cómo será que harán para convencer al país de que a Danilo hay que cambiarlo porque no cumplió con su trabajo?
Ese es el problema de los que lo adversas en este momento y por eso están apostando al caos.
Un país como la República Dominicana no dará las gracias si eso sucede, antes bien tendrá un efecto contrario.
Después no se quejen si la gente los rechaza usando la palabra mágica que a todos parece asustar y lleva al pánico a los abanderados del ¨quilate tu pa´ponerme yo¨: REELECCION.