REDACCIÓN INTERNACIONAL.- Se disfrazan de opción saludable dentro de la estrategia de "reducción del daño" que ya inició la industria tabaquera con los cigarrillos light. Se venden también como alternativa para dejar de fumar destinada a quienes ya están atrapados por el tabaquismo. Pero los datos demuestran otra cosa: los cigarrillos electrónicos, vapeadores y sus versiones de última generación "se están utilizando para captar a nuevos potenciales fumadores entre los jóvenes y adolescentes".
Hace tan solo unos días, el comisionado de la agencia estadounidense del medicamento (la FDA), Scott Gottlieb, alertaba de la situación: "Hay un uso epidémico de los cigarrillos electrónicos entre los jóvenes. Tenemos datos que muestran un pico tan acusado como preocupante.
"El razonamiento de los defensores del vapeo", explica Miguel Ángel Martínez-González, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública en la Universidad de Navarra, en su libro Salud a ciencia cierta, "es que frente al humo del cigarrillo, donde se han identificado 4.000 sustancias, de las cuales 250 son tóxicas y 60 por lo menos son cancerígenas, el vapeo es solo vapor de agua y nicotina, de manera que se eliminan muchos tóxicos. Es una lógica bien pensada, pero en realidad es una engañifa para normalizar de nuevo el uso del tabaco, sobre todo entre los jóvenes. El objetivo: conseguir que se inicien para que, si un día vapear no es suficiente, se fumen un cigarrillo".
No es la única amenaza. Como señala Gottlieb en su carta, "aparte del riesgo de crear una adicción de por vida, el consumo de nicotina durante la juventud también es peligroso: tiene efectos directos sobre su salud y su cerebro".
La mayor revisión de estudios sobre los efectos del cigarrillo electrónico que se ha realizado hasta la fecha, publicada en enero de este año, revelaba que existe evidencia probada de que estos dispositivos contienen sustancias tóxicas y algunas pueden dañar el ADN y provocar mutaciones. "Esto es importante", señalan los autores de la revisión, "porque se puede inferir de forma plausible —aunque advierten que aún con evidencia limitada— que el consumo de cigarrillos electrónicos a largo plazo puede aumentar el riesgo de padecer cáncer". El informe concluye también que existen evidencias limitadas sobre el riesgo de padecer enfermedades respiratorias, enfermedad pulmonar obstructiva crónica.