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  • Por: Humberto Salazar
  • jueves 17 enero, 2019

¿La maldición de los terceros periodos? Fake news Gedeon

Comenzando por el final del larguísimo articulo de Gedeón Santos en el periódico Listín Diario del día de ayer, donde se explaya desarrollando la tesis de que los terceros periodos presidenciales son una especie de maldición en los casos concretos de República Dominicana, Perú, Venezuela, Nicaragua y Bolivia, lo primero que habría que aclarar es que comete un error histórico.

En los Estados Unidos no se estableció la figura de la no reelección por mas de dos periodos desde su fundación, como afirma el articulista, si así hubiera sido el Presidente Franklin D. Roosevelt no hubiera sido reelecto tres veces, en 1932, 1936, 1940 y 1944, cuando murió en 1945 era el primer mandatario de ese país.

Pero además, Ulysses Grant y Theodore Roosevelt tampoco se hubieran presentado en 1880 y 1912 como candidatos a la presidencia. a pesar de haber servido en el cargo durante dos mandatos, ninguno de los dos salió victorioso en el intento de ser electo, pero no estaba prohibida esa posibilidad en la constitución norteamericana.

No fue hasta 1951 cuando el Congreso de ese país por medio de la Vigésimo Segunda Enmienda y después de una gran controversia entre los estados, la primera aprobación se produjo en 1947, aprobó que un presidente solo podía presentarse como candidato a una sola reelección, es lo que algunos llaman ¨el modelo norteamericano¨, país al que tantos quieren imitar sin profundizar la realidad concreta de esa sociedad.

El tema de la repostulación de un presidente en ejercicio ya que la reelección es una decisión del pueblo con sus votos, es un tema ampliamente debatido donde quiera que se ha establecido la  democracia como sistema de gobierno, aun mas en América Latina, lugar del mundo caracterizado desde la época de la independencia de las potencias coloniales por la inestabilidad política y la confusión entre lo ideal y lo posible en términos políticos.

Es imposible intentar trasladar los ejemplos en países tan disimiles como los nuestros en términos de desarrollo político y social, pero mas intentar establecer una regla desde casos cuyo origen y resultados son tan diferentes que no resisten el menor de los análisis,  y es que se parte de situaciones históricas y características locales que hacen imposible establecer, salvo que se caiga en lo subjetivo, analogías que puedan sostenerse sobre bases reales.

Tratar de comparar lo ocurrido en la República Dominicana en el tercer gobierno de Joaquín Balaguer, suponemos que se habla del periodo 1974 al 1978, con los gobiernos de Hugo Chávez, Evo Morales o Alberto Fujimori, y atribuir los problemas de cada uno al tema de la reelección, es un ejercicio superficial del análisis político y la continuación de los sofismas a que nos tienen acostumbrados algunos que pecan de superficialidad en el análisis.

La verdad es que nuestro país en el ultimo cuatrienio del llamado ¨gobierno de los 12 años¨ del Presidente Joaquín Balaguer, estaba inmerso en una fuerte crisis económica que se reflejó en la simpatía del régimen, ademas el entonces primer mandatario de la Nación se encontraba afectado de la enfermedad ocular que al final le provocó la perdida total de la visión y existía una ola en favor de los derechos humanos encabezada por el entonces Presidente de los Estados Unidos Jimmy Carter.

Comparar esa situación con el ¨Socialismo del siglo XXI¨ de Hugo Chávez, el Movimiento Cambio 90 de Fujimori o el Movimiento Indigenista de Evo Morales e inventar que todos tienen en común una tercera reelección y que a partir de esto esos gobiernos se han convertido en fallidos es a todas luces una exageración y un desconocimiento absoluto de las circunstancias concretas que han rodeado a la situación política coyuntural de cada uno de los países en cuestión.

Lo que nos quieren vender como una verdad, a partir de argumentos subjetivos, no se sostiene en prácticamente todo el continente europeo, donde en solo dos países, Letonia y Bosnia-Herzegovina, existe un límite al ejercicio de un jefe de estado, en absolutamente todos los demás lo que prevalece es la reelección indefinida.

Esa ¨maldita reelección¨, como la llaman algunos, es en el continente europeo la regla y no la excepción, lugar que suponemos tiene mayor importancia histórica que todos los mencionados en el articulo de marras ya que fue en este territorio donde se desarrolló y consolidó la democracia moderna.

Algunos ejemplos muy conocidos desmienten la tesis enarbolada por Gedeón Santos; Felipe González fue presidente del gobierno español por 14 años consecutivos, Margaret Thatcher gobernó el Reino Unido por 12 años y el caso mas reciente es el de Ángela Merkel quien al final de esta legislatura cumplirá 16 años como Canciller de Alemania, el llamado motor de Europa, y que sepamos ninguno de esos tres y otros que son nombres menos sonoros encabezaron gobiernos fallidos en sus respectivos países.

En nuestro continente el país paladín de la alternabilidad era México, donde el Partido Revolucionario Institucional gobernó la friolera de 70 años consecutivos (1929-2000), en los Estados Unidos Mexicanos esta terminantemente prohibida la reelección presidencial, solo que los presidentes en ejercicio del PRI elegían por el dedo a quien seria su sucesor.

Por una acción que se conocía como ¨el dedazo¨ era el presidente quien designaba quien lo sucedería y la persona señalada seguro ganaba las elecciones, lo que quiere decir que no es cierto eso de que la alternabilidad es garantía de democracia y confirma que cada país tiene características propias que no pueden ser transferidas de un lado a otro, por lo que asumir una regla como universal para es sostenible.

Es mas, lo que si esta harto demostrado, es que cuando hay un grupo de personas que dirigen un gobierno con un programa serio de realizaciones en la mano y un norte al cual seguir, lo mejor que le podría ocurrirle a un país es permitir el desarrollo de políticas públicas de largo plazo que abran espacio al crecimiento económico sostenido en el tiempo que es la única vía por medio de la cual los países se desarrollan y los ejemplos sobran.

Absolutamente todos los países de Asia que eran tan o mas pobres que Latinoamérica hace tan solo 60 años, casos de Taiwan, Corea, Singapur o Malasia, y que hoy pertenecen al grupo de países que compiten en poder adquisitivo, producción de riqueza, nivel de vida, indicadores sociales y todo lo que se pueda agregar, con las naciones mas ricas del mundo han tenido el privilegio de ser gobernadas por líderes que apostaron al largo plazo y no el pobre concepto de alternabilidad que se discute en nuestro comitente.

Resulta mas que imposible entender el desarrollo de Taiwan sin darle el crédito al KMT y Chiang Kai-shek que gobernaron la isla por mas de 50 años consecutivos; Corea que debe su avance actual al gobierno de largo plazo de Park Chung-hee; Singapur que ha sido gobernado desde su fundación en 1965 por el mismo Partido de Acción Popular fundado por Lew Kwan Yew o lo ocurrido en Malasia que hoy es un país desarrollado gracias al esfuerzo de Tunku Abdul Rahman que lideró esta nación asiática desde su independencia en 1955 hasta el año 1970.

Entonces esta mas que claro que el dilema reelección versus no reelección es un tema privativo de América Latina y muchos de los países africanos, que son precisamente los territorios donde existen las naciones con mas problemas en todos los ordenes, es decir, nos mantenemos en una discusión estéril sobre si se le debe prohibir o no a un buen gobierno el derecho de ser sometido a las urnas para que sea el pueblo soberano quien decida si debe o no ser sustituido en el ejercicio del poder, mientras dejamos de lado la discusión de las políticas publicas que aplica ese mismo gobierno y como esto puede convertirse en beneficioso para la población.

Todo esto quiere decir que para nada hay una ¨maldición¨ en los ¨terceros periodos¨, ni existe ningún misterio que provoque ¨gobiernos fallidos¨, eso es una ¨fake news¨ mas que intenta sostenerse sobre bases muy endebles de una teoría política que no resiste el menos análisis, en cambio lo que si existe por además son gobiernos buenos y gobierno malos, solo que algunos sostenemos que quien debe decidir lo que quiere es el pueblo dominicano con sus votos, mientras otros quieren imponerle sus ideas a los demás usando el libreto harto conocido de una Constitución a la que se quiere equiparar con la Biblia, el Coran o la Torah, algo que es inaudito.

Continuara…….

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