Cierto que el país ha crecido en los primeros tres meses del año en curso a un ritmo de 5,7 por ciento, como lo establece el Banco Central de la República.
Cierto que se ha reducido el nivel de desempleo, como afirma el Ministerio de Trabajo y otros organismos oficiales. Cierto que hemos tenido una tasa cambiaria más o menos estable.
Cierto que somos de los países de la región que ha experimentado un sostenido nivel de crecimiento en su economía en los últimos años.
También es cierto, y esto lo admite el propio Presidente de la República, que tenemos un nivel de endeudamiento casi hasta el tope, algo que genera preocupación en el futuro mediato.
Cierto que el país demanda de mayor cantidad de recursos para hacer frente a los compromisos de deudas que ha contraído. Cierto también que no cuenta con los mecanismos para aumentar los ingresos al Estado y que se demanda de un pacto fiscal que garantice el crecimiento saludable de la economía doméstica.
Y, la mayor certeza es que el país demanda de un adecuado espacio político en el que se haga posible acordar los puntos fundamentales que nos catapulten hacia el desarrollo sostenible.
Hoy luce que estamos distante del escenario adecuado para el consenso sobre la conveniencia de los intereses permanentes de la República Dominicana. Fuera de la coyuntura del momento, estamos convocados a trabajar por el país de todos. Hagamos posible la firma del pacto eléctrico y la creación de condiciones para el necesario pacto fiscal.
Son dos herramientas que en el ejercicio de políticos responsables no deberían ser pospuestas.