La política es una de las actividades que toma prestados términos diversos para intentar describir la forma y manera en que actúan sus principales actores a quienes llamamos ¨políticos¨, un termino tan genérico que abarca a un abanico de tan diverso que puede ir desde un jefe de estado hasta el que dirige un organismo de base de una organización política.
Así vemos que se habla de ¨guerra política¨, que como es de suponer tiene ¨táctica y estrategia¨ y se aplican principalmente en ¨campañas¨, donde se producen ¨luchas, escaramuzas y enfrentamientos¨, que determinan siempre ¨vencidos y vencedores¨, todo un manojo de términos que se toman prestado del léxico militar.
Además de esto se usan términos de la industria y fabricación, por ejemplo es muy común hablar de ¨maquinaria política¨, cuando se habla de grupos organizados para lograr un objetivo, que por supuesto es el mismo lenguaje que define al conjunto de máquinas que se aplican para lograr un mismo fin.
Y cuando hablamos de maquinaria, nunca mejor usado el término que cuando se refiere a la actividad política, inmediatamente imaginamos que esas máquinas están compuestas de piezas muy diversas que son armadas como si estuvieran todas de acuerdo para obtener un objetivo, una depende de otra.
Por ejemplo el motor que mueve esa maquinaria que es un automóvil, está compuesta de cientos de piezas diferentes, que muy bien podrían funcionar de modo perfecto pero que no serviría para nada si no existieran las ruedas, el timón, la transmisión y hasta el vulgar tubo de escape o mufler que deja salir los gases tóxicos de la combustión.
En la política es igual, no todos pueden ser simples militantes, voceros, directivos, secretarios generales, diputados, senadores, tesoreros y toda una serie de cargos que se logran a través de esta actividad, porque cada quien tiene su papel en un momento determinado que es lo que le permite a la ¨maquinaria¨ ponerse en movimiento y lograr el objetivo propuesto que es la obtención o el mantenimiento del poder.
En la República Dominicana el mas alto cargo al que puede aspirar un político es la presidencia del país, pero esta posición tiene el problema de que es una sola y no todo el mundo tiene el potencial y hasta la suerte de acceder a el, pues depende de algo tan veleidoso y cambiante como eso que llaman ¨voluntad popular¨, que no es mas que el voto de la mayoría.
Uno de los principales problemas de los políticos es la sobreestimación, es mas hay muchos que plantean que si no se tiene un ego inflado y no se piensa que se esta por encima del resto de los mortales no se puede ser un político de éxito, pues para llegar hay que ¨aspirar¨, y aspirar es sinónimo de ¨desear¨.
Y si de ¨desear¨ se trata, todos los políticos de cierto nombre alguna vez han deseado se presidentes o ¨calzarse la ñoña¨ como diría uno que se la llegó a colocar en el pecho, solo que con aspirar o desear no basta, lo mas necesario e imprescindible es que lo aspire o que lo deseen, después de todo ese ser amorfo llamado ¨pueblo¨ es tan veleidoso como una mujer caprichosa.
Todo esto viene a cuento porque son tantos los que ahora aspiran dentro del Partido de la Liberación Dominicana a la candidatura presidencial, que algunos no parecen darse cuenta de que su problema principal en estos momentos es que el pueblo no los esta aspirando, no deseamos quitarles la esperanza, pero lo que se ve es que aun no les ha llegado el turno de desposar al pueblo dominicano pues este anda en busca de otros amores.
En el día de ayer cuando vimos a uno de los precandidatos del PLD ponerse a un lado y abandonar sus aspiraciones antes de que le cuenten los números en las encuestas de la semana próxima, notamos que usó frases y afirmaciones que no se corresponden con la verdad en cuanto a lo que le ha ocurrido, porque lo cierto es que en su caso el aspiraba pero no lo aspiraron y eso se notaba.
Y lo mismo pasa con otros de ese grupo, no es cierto que su no ascenso en las encuestas ha sido provocado por la aparición de Gonzalo Castillo, simplemente el país no se ¨alocado¨ con la mayoría de ellos, han tenido todo el tiempo del mundo de ¨aspirar¨ y ¨enamorar¨ a los únicos que les podrían haber dado la presidencia de la República, que es el pueblo, y no lo lograron.
Eso para nada significa que sus campañas han sido un fracaso, es que en la actividad política, como en toda maquinaria, todo el mundo tiene un papel que jugar, unos son pensadores, otros guerreros de los medios de comunicación, algunos sirven para repartir propaganda, hacer estrategias, aplicar tácticas o ser secretarios generales o dirigir el partido, pero nada de esto asegura que su aspiración a presidente de la República se va a cumplir.
Y esto no tiene nada que ver con tiempo de militancia o conocimiento de la estructura de un partido, si así hubiera sido en el 1996 el candidato del PLD a la presidencia hubiera sido Euclides Gutiérrez o en su defecto Norge Botello, para algo uno fue secretario de Juan Bosch y el otro presidente de la Cámara de Diputados, ambos además pelearon en la guerra de abril, solo que la veleidosa voluntad popular le tocó a Leonel Fernández.
No se por qué algunos se han puesto tan ¨guapitos¨ con Gonzalo y sus amplias posibilidades en estos momentos de ser candidato del grupo de Danilo, cuando fueron testigos de cómo el PLD llegó al poder llevando de candidato a uno de los peledeístas menos conocidos en 1996, a pesar de haber sido candidato a la vicepresidencia, cuando esto parece una costumbre en ese partido político.
¿O antes de Leonel no debieron llegar Euclides, Norge, Felucho, Alburquerque o Bidó?…todos con una mayor historia partidaria que el primero, a quien incluso Peña Gómez le negó la oportunidad de debatir con el para las elecciones porque este era muy poca cosa para la historia y proyección que consideraba tener el entonces líder del PRD.
Y es que no tienen razón, las demostraciones de fuerza que están acompañando a la precandidatura de Gonzalo Castillo, se deben muy probablemente a que se proyectó como un funcionario mas que eficiente en el gabinete del Presidente Danilo Medina, el mejor valorado de todos los miembros del gobierno, y a que se vio junto a José Ramón Peralta como los mas comprometidos con la reelección del presidente y esto se transmitió de inmediato a su presentación como candidato.
La llamada ¨desigualdad interna¨, expresaron usada en el día de ayer, no es mas que la decisión de esa dama veleidosa que se llama opinión pública de aspirar o preferir a otro, y en cuestiones del corazón y electorales es mejor no buscar mucha justificación, pues pareciéramos estar frente a un fenómeno político, de esos que aparecen en un momento determinado de la historia, sin que pueda haber una explicación racional a lo que esta aconteciendo.
La verdad ¨monda y lironda¨ es que el precandidato renunciante aspiró pero a el nunca lo aspiraron, y eso es fácilmente demostrable con las encuestas en la mano de los últimos meses, lo mismo que les ha ocurrido a la mayoría de esos precandidatos del danilismo, que deberían tener una gran ventaja competitiva frente al novato Gonzalo, ya que todos ellos han sido precandidatos mas de una vez en las elecciones internas del PLD.
Pero tampoco hay que reaccionar tan mal, cuando se pierde duele pero es peor ser mal perdedor, después de todo nombres tan sonoros como Hatuey Decamps, Quique Antun, Joaquin Ricardo, Gomez Bergés, Augusto Lora, Rafael Alburquerque, Peña Gómez, Jacono Majluta y muchos mas, aspiraron y por una razón u otra nunca llegaron a la presidencia, y el mismo Juan Bosch solo tuvo la oportunidad de gobernar durante 7 meses, así que tampoco es tan grave.
Además, la semana próxima llegó la hora de la verdad para los precandidatos danilistas, se harán las encuestas y solo uno la encabezará, este será el que apoyará el grupo del actual presidente de la República, si es cierto que pertenecen a una maquinaria se colocaran todos en sus puestos para hacer andar al grupo al que pertenecen a intentar alcanzar la victoria el próximo 06 de octubre.
Ahora, si de aspiraciones personales se trata, entonces algunos cargaran con su frustración hacia el lugar que voluntariamente decidan, pero es que nadie tienen la culpa de que usted con todo el derecho del mundo aspire, pero que lamentablemente con el mismo derecho el pueblo, que a fin de cuentas es el soberano, haya decidido no aspirarlo y usted dejó que le contaran los votos.