Consideraciones jurídicas al margen, lo cierto es que nuestra actividad política ha visto y vivido como Leonel Fernández ha ido disminuyendo su figura como si de un tobogán enjabonado se tratara, y se ha convertido de presidente del partido oficial a un tránsfuga sin partido donde hasta los fundadores del Partido de los Trabajadores Dominicanos, andan ahora renegando de su persona.
Todo por unas inexplicables ambiciones de poder desmedidas y ahora peligrosas, porque en primer lugar está demostrando una actitud típica de los regímenes izquierdistas seudo democráticos que han llevado a la quiebra a varias economías del continente, donde nos importa lo que digan las leyes ellos siempre tienen la interpretación correcta para justificar sus erradas y alocadas actuaciones.
Y en segundo lugar porque ha sido capaz de los inimaginable, negarse a si mismo sentándose a negociar con los que quebraron el país hace poco mas de una década, y al convertirse en una persona cuyo único objetivo es satisfacer su ego y ambición es capaz de amenazar con echar por las borda todo lo que ha avanzado el país en las últimas décadas, bajo una sombrilla de adjetivos en contra de los que fueron sus propios compañeros de partido.
A veces hemos pensado que ni siquiera vale la pena tratar ya el caso del ex.-presidente, porque este se ha convertido en un ser digno de conmiseración y lástima, sino fuera por lo pernicioso de su conducta para el país y el proyecto nacional por el cual todos hemos luchado, por respeto a la memoria de tiempos pasados sería mejor ni mencionar a una persona que por su irracionalidad ha querido incluso desestabilizar y descarrilar El Progreso que acusa la República Dominicana en los actuales momentos.
Solo que muchas veces, y para que quede clara la responsabilidad de cada quien, es bueno dejar constancia de como la ambición irracional de poder de un hombre, que por supuesto merecía mejor final porque no llegará por ese camino a ningún lado, lo ha ido disminuyendo de ser líder y presidente del partido de gobierno, el mismo que lo encumbró a la presidencia de la Republica, a ser objeto con razón del adjetivo calificativo de tránsfuga, que se ha ganado con todo el derecho del mundo.
Porque eso es Leonel Fernández en este momento, un tránsfuga sin partido que lucha por ser candidato a toda costa con el único objetivo de hacer daño, de crear un estado de desestabilización que nos hará dañó a todos, fruto nada mas de un deseo irrefrenable de volver al Palacio Nacional junto a un equipito de frustrados y segundones a quienes ha convertido en sus lugartenientes, grupo cuyos integrantes tienen un denominador común, y es el odio a las actuales autoridades nacionales.
Retorciendo a como de lugar lo escrito en las leyes, no discuto con abogados porque esos justifican cualquier cosa, Leonel decidió no aceptar que perdió en buena lid unas elecciones internas en el que era su partido, acusó y embarró a todo el que se le puso en frente en contubernio con los vociferantes de siempre, y sin una sola prueba, debería decir si es serio por lo menos el nombre del indio o los rusos que según el modificaron los resultados de esas elecciones, y se ha enganchado en el carril de los que mienten como respiran.
Compra el PTD de González Espinosa pagando quien sabe cuanto para ir de candidato, inventa un nombre tan egocéntrico que las siglas son iguales a sus iniciales (LFP) y se las ingenia para cabildear una sentencia del Tribunal Superior Electoral creyendo que todo eso le abrirá las puertas a una candidatura que luce incierta y tendrá que pasar por múltiples obstáculos en los tribunales, es decir, Leonel Fernández se convierte en un tránsfuga cualquiera no importa lo que decidan los tribunales de la república.
Porque la ley de partidos y la ley electoral sobre la que el presentó su candidatura en el PLD es clara, se intenta impedir que alguien se meta por la puerta de atrás en una candidatura que ya perdió en unas primarias internas de cualquier partido político, para por lo menos en la forma mantener alguna autoridad dentro de los partidos políticos, solo que eso no le importa a Leonel Fernández, su ambición es tal que se hace reo de ser un tránsfuga cualquiera, porque su único objetivo es ser candidato a la presidencia, aunque se lleve por encuentro el compromiso que hizo cuando aceptó ser precandidato.
Las reglas no le importan, su palabra empeñada en respetarlas mucho menos, su meta es ser candidato a como de lugar, a sabiendas, porque lo sabe mejor que nadie, que no llegara a ser presidente de la república nueva vez por esa vía, ya que fue derrotado en las internas del que era su partido y no le quedaba mas remedio que, como buen demócrata acatar la derrota, eso hace cualquier ser racional y comprometido con los mejores intereses de la Nación, en su caso prefirió ser un tránsfuga cualquiera.
Imaginemos que locura, solo porque no lo aceptaron como un “trujillito” cualquiera con candidatura única, Leonel decidió engancharse a tránsfuga, lo del fraude fue una excusa tonta que solo se creen los estúpidos, ¿dónde quedaron los principios, la defensa de una causa, la seriedad tantas veces asumida? ¿Era todo una falsía que se creen todavía los que pusieron su suerte en una persona cuyas decisiones no tienen en este momento ni pies ni cabeza?
¿Cuál es la razón oculta que empujó a Leonel Fernández a convertirse de presidente de un partido donde invirtió tantos años de su vida en un tránsfuga cualquiera?
El futuro lo dirá o no lo dirá pero ese es uno de los grandes misterios de esta época histórica de la República Dominicana.