NACIONES UNIDAS, 24 nov (EFE).- El mundo es hoy más consciente que nunca del enorme problema de la violencia machista, pero todavía falta mucha voluntad política para acabar con los feminicidios, las violaciones y el acoso sexual, denuncia en una entrevista con Efe la ‘número dos’ de ONU Mujeres, Asa Regner.
Le exministra sueca lamenta que, pese a las expectativas generadas por movimientos como el #MeToo, la realidad apenas ha cambiado y la impunidad continúa siendo prácticamente la regla general.
Por ese motivo, ONU Mujeres utiliza este año el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia -que se conmemora el 25 de noviembre- para lanzar una campaña centrada en poner fin a las violaciones.
Regner recuerda que las estimaciones dicen que una de cada tres mujeres en el mundo ha sufrido violencia física y/o sexual, un ‘sufrimiento’ y una ‘injusticia’ que se da tanto en la vida cotidiana de pareja como fuera de ella y que es utilizado como ‘arma de guerra’ en los conflictos.
Para Naciones Unidas, una de las claves pasa por avanzar en el terreno normativo, con legislaciones que castiguen estos delitos y políticas que aseguren la implementación de esas leyes.
Según la organización, unos 3.000 millones de mujeres viven aún en países donde la violación dentro del matrimonio no está explícitamente criminalizada.
En otros casos, se trata de afinar leyes o de mejorar las formas de investigar unos delitos que, en muchos casos, son difíciles de probar.
‘Los niveles de impunidad son muy altos en todo el mundo. En algunos países y contextos es casi total. Estamos todavía en los principios’, asegura Regner.
Según explica, movimientos como el #MeToo o #Niunamás han generado ‘cambios retóricos’, pero también ‘reales’ en términos de legislación o en los centros de trabajo.
Sin embargo, pese a que cada vez hay más conciencia del problema y se han dado pasos legislativos, sigue faltando entre otras cosas dinero para implementar leyes y combatir de forma efectiva la violencia contra las mujeres.
En ese sentido, Regner denuncia que en ‘casi ningún país’ se invierte lo suficiente, algo que atribuye en buena medida a la falta de ‘presión’ y ‘voluntad política’.
‘Yo pienso que es tan profundo el patriarcado que vivimos que realmente se necesita este tipo de presión que se creó durante el #MeToo todo el tiempo para que la realidad cambie’, señala.
Para Regner, todo deriva de ese ‘desequilibrio de poder’ que se da un mundo dominado por los hombres.
Aunque ve que las ‘generaciones nuevas son más conscientes’ del problema, la responsable de ONU Mujeres subraya que está claro que los avances en igualdad de género ‘nunca llegan automáticamente’.
‘No tenemos ninguna evidencia de esto. La igualdad de género llega con conciencia y acción política’, insiste.