El año 2019 abrió sus páginas siguiendo el debate, sobre lo que muchos llamaron “el juicio del siglo”; en enero del 2017 la Procuraduría General de la República intervino con aparatosos allanamientos las oficinas de la multinacional Odebrecht en la capital dominicana.
Un recorrido por los diarios y fuentes informativas en el transcurrir del 2017 y el 2018, nos dan una amplia visión del caso más espectacular de corrupción debatido en los medios de comunicación y en las instancias judiciales de la República Dominicana.
En febrero de este año, Odebrecht continuaba ardiendo; con varios imputados políticos de diferentes partidos, algunos de ellos muy importantes en el partido gobernante, aunque en esta fecha ya, por supuestos acuerdos políticos, el Ministerio Público había excluido a varios de los acusados originalmente.
Los primeros meses del año, fueron determinantes en las bases y las acciones políticas que agudizarían la crisis interna del Partido de la Liberación Dominicana; en marzo y abril, se dieron reuniones y encendidos debates sobre la adecuación de sus estatutos a la beligerante Ley de partidos y agrupaciones políticas.
Al mismo tiempo que se daban estas discusiones, se adecuaban frentes de lucha para frenar los intentos de modificación constitucional, para habilitar al Presidente para una tercera re postulación; esta lucha terminaría a finales del mes de julio, con un discurso del Presidente Medina, que fue más una queja que una orientación a La Nación.
En este punto se debe hacer hincapié, en que aun con la negación discursiva del Presidente, las evidencias de los hechos apuntaron siempre a que había toda una estrategia montada para la reforma constitucional; así lo evidenciarían las posteriores declaraciones de legisladores e inclusive el Presidente del Senado, Reynaldo Pared Pérez.
A partir del discurso, negando sus aspiraciones a un nuevo mandato, los delfines dinamizaron la campaña interna del PLD; una pre campaña nacional con ribetes de campaña presidencial; la cual comenzó, aparentando un todos contra Leonel, y luego con la incursión del Lic. Gonzalo Castillo, vino la polarización soportada y denunciada por sus propios compañeros delfines en un abusivo uso de los recursos del Estado.
La oposición política al PLD durante la campaña de las primarias, lució de una palidez cadavérica; hizo mutis sobre todas las irregularidades de estas actividades; no les importó el uso de los recursos del Estado, no les importó el derroche de propaganda pública prohibida en este tipo de primarias; ni les importó la participación de todos los funcionarios detrás del favorito del Presidente de la República.
Ésta es la razón por la cual, mientras en las fatídicas primarias del 6 de octubre, por el PLD se mueven a votar 2 millones de personas, por el PRM, con casi un millón y medio inscritos en su padrón, solo votan alrededor de 400 mil personas; esto nos demuestra la falta de entusiasmo del voto opositor.
Pasó el 6 de octubre, y como en toda acción aberrante y antinatural, se produjeron los efectos que sus provocadores estaban esperando; se oficializó la división del Partido de la Liberación Dominicana. Ante los resultados de la división, quizás, quienes la azuzaron no la esperaban de inmediato, pues como toda explosión iniciada sin precaución, la onda expansiva amenaza con barrer todo el gobierno.
Entre diatribas políticas y una álgida agitación, hemos llegado a diciembre; y a muchos se les ha escapado que Odebrecht sigue viva; mientras se desguazaba el PLD, en sus primarias y su lucha post primarias, apareció el informe del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, donde se levanta la falda de Punta Catalina; 39 millones de dólares, repartidos a personas con nombres codificados.
¿Y la Justicia qué? _Pues…nada, no ha movido ni una uña; algunos de los evidenciados, han tenido la osadía de aparecer en público y defender sus sobornos; otro ha renunciado del puesto que tenía en el Estado; pero en general, el grueso del dinero, sigue sin descifrar; ¿Quién será el Cabezón?
Estamos a punto de desearnos unos a otros, una Feliz Navidad en este 2019, pero no nos dan chance para el relax; dos hechos abrochan el cinturón de diciembre, el sometimiento a la justicia del periodista Marino Zapete, por denunciar un escándalo de 14 millones de dólares en beneficio de la hermana del Procurador General, y la declaración del Presidente Medina en San Pedro de Macorís para desdecirse de nuevo.
Si Danilo Medina, quien justificó con un entusiasmo inusual, la contratación y construcción por parte del Estado del complejo energético Punta Catalina, como un freno a la extorción de los generadores privados al Gobierno, ahora con una cuantiosa inversión oficial desconocida, porque necesita ser auditada para conocer su alcance, se destapa diciendo que el papel del Estado debe ser facilitador de inversiones privadas, no de inversionista.
Hace esto, para justificar el propósito de vender la mitad de la acciones del complejo al sector privado a precio de vaca muerta; una acción, que al echarse la paloma en el tiempo que le resta a su gobierno, se nota desesperada e improvisada.
La Suprema Corte de Justicia, no podía quedarse atrás; acaba de hacer un descargo virtual de cinco de los imputados iniciales del caso Odebrecht, al mandarlos a la jurisdicción ordinaria; cosa que si hubiera sido hecha en la fase de instrucción, habría sido normal; pero ahora después de todos los debates en esa alta Corte, aparente como si soltara su responsabilidad.
¡Oh 2019! ¿Cuántas sorpresas has dejado? ¡Esperamos esperanzados un 2020 diferente!