Bagdad, IRAK.- El asalto de cientos de simpatizantes y miembros de milicias chiíes a la Embajada estadounidense en Bagdad, dos días después de que Washington atacara posiciones de esas milicias en el oeste del país árabe, hace temer una crisis diplomática entre los dos socios, con el conflicto con Irán de fondo.
El presidente Donald Trump acusó a Irán de "orquestar" el asalto contra la Embajada, que tuvo lugar menos de 48 horas después de que Estados Unidos bombardeara posiciones de las milicias progubernamentales Multitud Popular, a las que acusa de recibir apoyo de Teherán.
"Irán mató a un contratista estadounidense, hiriendo a muchos. Respondimos con contundencia, y siempre lo haremos", agregó Trump en su cuenta de Twitter, en referencia al incidente que llevó a Estados Unidos a lanzar los ataques del domingo.
El Pentágono aseguró que su actuación "defensiva" respondía a la muerte el pasado día 27 de un contratista norteamericano por el impacto de proyectiles en la base militar K1 de Kirkuk, en el norte de Irak, siendo la primera víctima mortal causada por el lanzamiento de cohetes contra instalaciones donde hay presencia estadounidense en suelo iraquí.
Washington responsabiliza de ello a las milicias chiíes y, en concreto, a Kata’ib Hizbulá (KH), que opera bajo el paraguas de la Multitud Popular.
Partidarios e integrantes de esas agrupaciones armadas acudieron este martes a la Embajada estadounidense después de participar en los funerales de las víctimas del bombardeo del domingo y empezaron a trepar por los muros de la sede diplomática, y finalmente consiguieron irrumpir en una parte del complejo.
Los manifestantes penetraron en la oficina de información de la Embajada y la quemaron por completo, además de incendiar los muros exteriores del edificio y varias torres de seguridad, y prosiguieron arrojando materiales incendiarios al interior de las instalaciones para provocar más fuegos.
Asimismo, han izado banderas de la Multitud Popular y han coreado lemas como "muerte a Estados Unidos", además de escribir en la puerta principal de la Embajada "cerrado por orden del pueblo".
Los manifestantes aseguran que permanecerían acampados a las puertas del edificio, pero a última hora del martes su número ha disminuido y no han levantado tiendas de campaña en la zona, excepto algunas que plantaron a mediodía, según una fuente del Ministerio de Interior iraquí.
Los guardias de la Embajada han estado todo el día repeliendo a los asaltantes con gases lacrimógenos y pelotas de goma, pero la Multitud Popular les acusó de disparar también con balas y de herir a 20 personas en el transcurso de los choques.
Varias horas después de que dieran comienzo los intentos de asalto, las fuerzas de seguridad iraquíes se desplegaron en los alrededores de la sede diplomática, pero no intervinieron.
El primer ministro dimisionario y comandante de las Fuerzas Armadas iraquí, Adel Abdelmahdi, pidió a los manifestantes que se retiraran de la zona y prometió proteger las misiones diplomáticas, pero sus llamamientos han sido desoídos.
En un comunicado difundido por la agencia estatal de noticias INA, Abdelmahdi aseveró que "cualquier ataque contra embajadas y misiones diplomáticas va a ser impedido y castigado severamente", pero el propio Trump pidió a Irak que proteja la Embajada ante la inacción de las fuerzas de seguridad.
Por su parte, el Ministerio de Exteriores dijo en un comunicado que sigue de cerca la situación en la Embajada estadounidense y aseguró que "las misiones diplomáticas que trabajan en suelo iraquí son muy respetadas y apreciadas" y que este Departamento está "comprometido" en preservar su seguridad y la de su personal.
Las autoridades iraquíes han tenido que moderar su tono ante los graves incidentes, después de haber arremetido contra su socio norteamericano por los ataques contra la Multitud Popular, que es un elemento fundamental de las fuerzas armadas de Irak y ha desempeñado un papel destacado en la lucha contra el grupo terrorista Estado Islámico (EI)
El Gobierno amenazó que la actuación de Estados Unidos en suelo iraquí llevará a una revisión de las relaciones con la coalición internacional liderada por Washington, que opera en Irak contra el EI con el beneplácito del Ejecutivo, y que ha trabajado codo con codo con las milicias chiíes integradas de facto en las fuerzas regulares.