Nuestro “Júpiter”, desde la cúspide del Olimpo caribeño, frunció el ceño y mostrando su disgusto miró a su alrededor buscando en quien descargar su ira; pero la colina de la Avenida Méjico con Dr. Delgado tiene un problema estratégico; su dominio visual está limitado al Placer de los Estudios, y a un par de calles aledañas.
El Soberano del monte sobre la calle Moisés García, es muy irascible cuando es descubierto en su desdecirse y sus falsedades; no se ha dado cuenta de que en su versión moderna del dios griego, tiene que guardar el mismo protocolo de los clásicos, que sin gestos manifiestos eran contrariados por dioses subalternos, sin ninguna consecuencia.
¡Con lo que tenemos aquí, yo gano las elecciones!; el bramido furioso recorrió de punta a punta la geografía nacional, temblaron de sorpresa las salas de redacción de los diarios, y muchos, propios (los que según él, “son de los míos”) y contrarios, abrieron asombrados sus bocas, sin poder creer lo que escuchaban.
Que Júpiter perdiera, era una posibilidad no contemplada en la tradición mitológica griega; pero la réplica dominicana, encarnada por su presidente de turno, acaba de ser derrotada; se le impidió su propósito de perpetuarse en el poder mediante otra modificación constitucional, y eso ha desatado un desenfreno y un deseo de venganza que han traspasado los límites del raciocinio.
Parte de la venganza ha sido el fraude del 6 de octubre del pasado año; pero, ¡cuidado! La furia no termina ahí, existe ya una segunda envestida preparada; las fotos al código de barras QR de la cédula electoral que permitió votar sin el portador, desde varios puntos habilitados en el país, además, permitió a estos corruptos un almacén de datos para ser usados en las elecciones generales.
Esa aplicación que acaba de aprobar la JCE, para transmitir las informaciones de las mesas electorales vía celulares, tiene el objetivo de ser usado en esta segunda fase del fraude programado; si se permite el uso de esta aplicación, es seguro que se completará el fraude del Olimpo.
Júpiter, nombre romano del dios griego Zeus, en su versión dominicana, prometió al pueblo dominicano en su campaña para las elecciones de mayo del 2012, que haría desaparecer la delincuencia de nuestro país; porque según sus palabras, “la golpearía por la espalda, la golpearía por la cabeza, la golpearía por el estómago, hasta arrancarle las entrañas.”
Después de siete años de reinado del “Titán de Bronce” de San Juan de la Maguana, los alaridos de las madres, los hermanos, los hijos, los padres, los amigos, y toda la sociedad dominicana, son una sinfonía de dolor y horror, que inunda los espacios en todo el territorio nacional; la delincuencia y el crimen organizado se han adueñado del país.
La delincuencia de “las ratas”, como acaba de llamarlos el Jefe de la Policía Nacional, es insostenible; las personas no tienen que salir a las calles para ser asesinadas; los criminales visitan a sus víctimas, y ejecutan sus macabros crímenes a la luz del día para robar un mísero celular; intentan penetrar a las residencias y si encuentran obstáculos, abren fuego y matan a los dueños dentro, aunque no le reporte esto ningún beneficio.
La delincuencia organizada tiene otros matices; tiene el toque del Estado; Cesar Peralta (El Abusador), se pasó muchos años abusando de la sociedad dominicana en contubernio con oficiales de policía y armada, y con fiscales que fueron los encargados de avisarles antes de un operativo para apresarlo, cuando ya no había como encubrirlo y tuvieron que actuar.
El Ministerio Público, ha sido puesto al desnudo por un informe reciente de la periodista Alicia Ortega, donde una banda de fiscales se dedican a extorsionar personas con negocios y recursos, que se ven en la obligación de pagarles para no ser sometidos y en compostura con jueces evitar medidas de coercitivas, que muchas veces conllevan cárcel.
Las amenazas de policías y fiscales de ponerles kilos de narcóticos en sus vehículos o en sus residencias a personas que desean extorsionar, es frecuente; lo comenta todo el mundo, pero para los vocingleros pagados por el gobierno, estos rumores son para desacreditar la gestión de nuestro “Júpiter”.
La prédica de que “no endeudaré más el Estado, en mi gobierno, me manejaré con el flujo de caja”, se olvidó el 16 de agosto del 2012; ahora tenemos el fardo más pesado en deuda externa, que hemos conocido en toda la historia de la República.
Aquel, que prometía y anunciaba un futuro luminoso al pueblo dominicano, ha pasado de “Titán de Bronce” a ser un inútil y rencoroso payaso de barro, que tristemente sonríe y a cada minuto… se desdice.