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  • Por: Belkys Castillo
  • lunes 27 enero, 2020

Sandy Reyes no oculta tsunami de drogas lo arrastró como a músicos y locutores

República Dominicana.-Sandy Reyes, quien en los años 80 comenzó a cosechar el éxito como exponente de merengue, no titubea para explicar, de manera franca y llana, como el vicio de las drogas lo arrasó, al igual que a “todos los chamaquitos de pueblos, que también querían ser sandinistas, así como los terroristas, porque también se hacían su afrito, igual que Sandy”.

Entrevistado en el programa Bebeto TV, que produce Alberto Bernabé, el intérprete de éxitos como “Tengo un pie aquí y el otro allá”,  explicó que “lo que pasó con Sandy Reyes fue que en la época de Menudo, todos queríamos ser menuditos (…) era una fama demasiado grande que trajo Los Menudos, y con los Menudo vino ese tsunami de droga. Los chamaquitos de la época de la salsa; de La Fania…de toda esa gente”.

¿Eso llegó a Sandy Reyes?…“Claro, ese tsunami le tocó a todos”, respondió, para explicar que sí cayó en la adicción por las drogas.

“Si. Yo no puedo engañarme y defraudar ese público que me vio a mí con un tabaco de marihuana detrás de un carro, porque eso estaba de moda”, tan de moda como lo estaba “La Abusadora” y “El Pájaro Chowí”, dos de sus éxitos y, como también estaban en boga Los Menudos y sus canciones.

“La droga entró como un tsunami, de esos tsunami que entran de la playa y acaban con todo el mundo, con todo y, se llevó locutores; se llevó cantantes; se llevó músicos. A todos nos afectó (…) locutores, que también se pusieron de moda con un tabaco de marihuana, porque Bob Marley de Jamaica, con la marihuana se llevó a todo el que podía a la música, y a los locutores de radio, se los llevaba todo. O sea que estábamos todos. Bob Marley cantando su música de rock se encontraba con locutores y fumaba todo el mundo”.

“En las patas de los caballos”

Insistiendo en que la droga como un tsunami se llevó a los cantantes, músicos y locutores, Sandy Reyes, considerado “Voz de Oro”, admite que a él se lo llevó “enredado en las patas de los caballos también”.

“Un pie aquí y el otro allá”

Sin dudas y, para muestra su historia contada por él, Sandy Reyes fue un hombre exitoso como empresario de la música, pero también estaba sumido en el vicio de las drogas.

“Claro, yo no puedo engañar al público puertorriqueño, que me veía y sabe que estoy diciendo la verdad. Me veía con mi buche”. Ahí comenzó el preámbulo de la debacle del exitoso Sandy Reyes.

“Lo que pasa es que en el preámbulo tu andas en el caserío; los caseríos de Puerto Rico son los barrios de aquí (RD) y, aunque tú andes como yo andaba, en un carro BMW del año, un carro que me costó 50 mil dólares; o andes en un Mercedes Benz o andes en un Toyota, o en lo que sea, te ven entrar a un barrio, no van a pensar que yo voy a predicar y si lo estaban pensando, estaban mal de la cabeza, porque la gente te ve entrar, te ve salir y te ve capiando tu cosa; buscando tu vaina allí adentro. Yo no puedo tapar el sol con un dedo; yo tengo que admitir mis errores también”, expone el intérprete de “El guardia del arsenal”, “Yo quisiera”, “Las vencidas”, “Sinfonía de amor”, “Yo te amo más” y otros tantos temas que le brindaron éxitos.

Por el camino equivocado

Quizás no muy a tiempo, pero se dio cuenta que la droga había hecho más mal que bien a su vida; a su salud…a su carrera de éxito.

“Me di cuenta estaba en los caminos del mal; yo me di cuenta que la droga a mi me había hecho bastante daño, que ya yo no estaba produciendo música decente. O sea, la música podía ser decente, pero el que no era decente era yo. Yo era un indecente de la música; yo estaba estropeando la música”.

Reflexionando sobre lo mal que estaba producto de las drogas, que lo llevó por el camino incorrecto, Sandy Reyes decidió en Nueva York buscar un lugar ideal para alejarse del vicio.

“Realmente yo sabía que se podía llevar música de una forma decente y decidí buscar un lugar que no estuviera cerca de mi familia, para yo rehabilitarme y le dije a Manuel Vargas que yo quería ir a un centro de rehabilitación, entonces comenzó a buscar y encontró uno que se llamaba Casa de Fortaleza, en el estado de Arizona”.

Allí se encontró Sandy con un locutor dominicano nativo de Bonao, que también buscaba ayuda, pero que producto del vicio, lamentablemente murió.

El niño estudiante que cantaba

Para hablar de su historia y vivencias de una niñez traumada, Sandy Reyes dice que República Dominicana necesita gente que se lance detrás de las cosas; “no esperar que las cosas le caigan del cielo, porque del cielo no cae nada que no sea lluvia y, el que se tira al piso a esperar la lluvia, le puede caer su piedra también”.

Sobre la señora Rosa María Coste, una de sus maestras en quinto grado, se refiere con amor, porque “la quiero y la amo”.

Pero, “yo no sé de donde le salió a Rosa María ese atrevimiento, de llamarme desde el fondo del aula donde yo me sentaba y decirme ´ven a hacer algo aquí´, los viernes sociales. Ese día había que decir algo, aunque fuera una mala palabra. Me hizo cantar…´Usted con su carita de santo venga y brinque…haga algo aquí al frente´”, fue entonces cuando debutó –con 14 o 15 años- con la canción “Algo de mi”, del fenecido cantor Camilo Sexto.

“Luego de eso yo comenzaba a cantarla de serenata a mucha gente en La Vega”, recuerda, sin esconder que siempre fue una persona atrevida.

Hoy, moviéndose con la ayuda de un andador, pero con mente lúcida y muchas ganas de vivir, Sandy Reyes cuenta la historia de un artista que alcanzó el éxito, pero que como otros de su generación, se dejó arrastrar por el tsunami de las drogas.

“Pero en realidad, hay cosas en la vida por las que tenemos que pasar”

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