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La OEA insiste en elecciones de Bolivia hubo “manipulación intencional”

La Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos (OEA) insistió en que se cometió un fraude en las elecciones bolivianas de octubre pasado, que desembocó en la destitución y salida del país del hasta entonces presidente, el izquierdista Evo Morales, obligado por los militares.

Los resultados de las votaciones “demuestran inequívocamente que hubo 'manipulación intencional' de las elecciones”, aseguró Gonzalo Koncke, jefe de gabinete del secretario general de la OEA, Luis Almagro, en una carta en respuesta a una investigación publicada ayer por el diario The Washington Post.

Según dicho trabajo, un análisis estadístico elaborado por John Curiel y Jack Williams, dos investigadores del Laboratorio de Ciencias y Datos Electorales del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), Morales ganó los comicios con “alta probabilidad” sin cometer fraude.

La “manipulación electoral”, según la OEA, se produjo a través de “cambios en las actas y la falsificación de las firmas de jurados de mesas” que fueron detectados por la misión de observación del organismo, así como por la redirección del flujo de datos en el procesamiento de los resultados a 'dos servidores ocultos y no controlados' por el personal del Tribunal Supremo Electoral (TSE).

Texto OEA

Estimados editores de The Monkey Cage,

Escribo sobre el artículo publicado en el sitio The Monkey Cage, alojado en el sitio web de The Washington Post, bajo el título “Bolivia calificó sus elecciones de octubre como fraudulentas. Nuestra investigación no encontró ninguna razón para sospechar de fraude", escrito por John Curiel y Jack R. Williams.

El mencionado artículo contiene innumerables falsedades, inexactitudes y omisiones. El artículo distorsiona a propósito el informe final de la auditoría de las elecciones en Bolivia, publicado por el Secretario General de la OEA el 4 de diciembre de 2019.

El artículo ignora el principal hallazgo del informe de auditoría de la OEA. Esos hallazgos prueban inequívocamente que hay una "manipulación intencional" de las elecciones en dos áreas.

Primero, la auditoría detectó cambios en las hojas de recuento y la falsificación de las firmas de los funcionarios electorales.

En segundo lugar, se encontró que en el procesamiento de los resultados el flujo de datos se redirigía a dos servidores ocultos y sin autorización y no controlados por el personal del Tribunal Supremo Electoral, lo que permitió manipular los datos y falsificar las hojas de recuento.

Estos hallazgos son, por supuesto, el centro del informe de auditoría de la OEA y han sido ampliamente difundidos como información básica al analizar los recientes acontecimientos en Bolivia. La Unión Europea, que desplegó un equipo de expertos para las elecciones, apoyó los hallazgos de la OEA y presentó pruebas de otras irregularidades. Es sorprendente que dos científicos – así como los editores de The Monkey Cage y The Washington Post – ignoraran esos hechos al pretender analizar el informe de auditoría de la OEA.

Además, el artículo se centra exclusivamente en, y supuestamente desafía, lo que la auditoría de la OEA considera una de las muchas pruebas de juego sucio. No vale la pena que el informe de la OEA divida metódicamente sus conclusiones en cuatro categorías en orden de relevancia:

  1. La mencionada prueba de acciones deliberadas que buscaban manipular los resultados de la elección;
  2. Irregularidades graves, como la falta de protección de los actos de votación y la pérdida de material sensible;
  3. Un número significativo de errores; y,
  4. Evidencia de juego sucio.

El informe de la auditoría de la OEA dice claramente que el análisis estadístico de los resultados es sólo una de estas pruebas.

Desafía a la razón que alguien tome una de estas pruebas, supuestamente la desafíe, ignore todas las demás y declare con orgullo que "no hay razón para sospechar de un fraude".

Desafía toda lógica que los individuos que se presentan como "científicos" y "especialistas en integridad electoral" se involucren en un análisis tan defectuoso. Los servidores ocultos, la falta de cadena de custodia, las hojas de recuento falsificadas o las inexplicables incoherencias en el número de votos emitidos, por nombrar sólo algunos de los hallazgos, no deben ser ignorados por ningún "especialista en integridad electoral".

Para que quede claro, la Secretaría General de la OEA se atiene al análisis cuantitativo contenido en el informe de la OEA, así como al resto del contenido del documento de 96 páginas, que los autores del artículo ignoran convenientemente. Acogemos con agrado un debate honesto, basado en hechos y exhaustivo sobre nuestro trabajo o metodologías. La Secretaría General de la OEA observa minuciosamente aproximadamente 11 procesos electorales nacionales cada año. Las capacidades y la experiencia de la OEA en todos los asuntos relacionados con la organización y la observación electoral son conocidas y reconocidas a nivel mundial. Publicamos todas nuestras metodologías, normas e informes, y están sujetos a escrutinio público, empezando por el de los 34 Estados miembros a los que servimos.

El artículo no es ni honesto, ni basado en hechos, ni completo. Sobre todo, no es “científico”. Me decepciona que se haya publicado un artículo que no cumple con las normas periodísticas básicas, ya que no es honesto, ni está basado en hechos, ni es exhaustivo. La OEA se mantiene firme en su trabajo y continuará denunciando todos los esfuerzos como éste para manipular la opinión pública.

Atentamente,

Gonzalo Koncke, Jefe de Gabinete del Secretario General de la OEA.

 

 

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