El 15 de marzo, el Vaticano anunció que todas las celebraciones litúrgicas de Pascua se llevarían a cabo "sin la presencia física de los fieles" en la plaza de San Pedro.
Así, este domingo, el papa bendijo los Ramos en una basílica vacía, salvo por un puñado de religiosos y religiosas, sentados cada uno en un banco.
La misa fue difundida en directo en la página web del Vaticano, como también lo será el próximo domingo para la misa de Pascua, la celebración más importante del cristianismo.
"Hoy, en el drama de la pandemia, ante tantas certezas que se desmoronan, frente a tantas expectativas traicionadas, con el sentimiento de abandono que nos oprime el corazón, Jesús nos dice a cada uno: 'Ánimo, abre el corazón a mi amor. Sentirás el consuelo de Dios, que te sostiene', dijo el papa argentino en su homilía.
Dirigiéndose a los jóvenes, Francisco mencionó el esfuerzo de todos aquellos que pese al riesgo de contagio salen a la calle para ayudar a los otros.
"Mirad a los verdaderos héroes que salen a la luz en estos días. No son los que tienen fama, dinero y éxito, sino son los que se dan a sí mismos para servir a los demás. Sentíos llamados a jugaros la vida. No tengáis miedo de gastarla por Dios y por los demás: ¡La ganaréis!", añadió.
El sábado, Matteo Salvini, jefe de la extrema derecha, pidió la reapertura de las iglesias durante la Pascua. "Apoyo las peticiones de los que piden que se les deje entrar en las iglesias, de forma ordenada, correcta y segura desde el punto de vista sanitario", dijo en una entrevista a la cadena Sky.
El domingo, el alcalde de Milán, el centrista Giuseppe Sala, se opuso a la idea. "No estoy de acuerdo. Creo que en este momento, la fe puede y deber ser algo privado y personal", declaró.
En Italia, el país europeo más golpeado por la COVID-19, se registraron 15.362 muertos desde el primer deceso vinculado al virus a fines de febrero.