SAN JUAN (AP).-Puerto Rico está dando sus primeros pasos para aliviar casi dos meses de cuarentena por la pandemia del coronavirus, pero expertos en salud advierten que el territorio estadounidense confía en estadísticas defectuosas y que el brote todavía no llegado a su punto más álgido.
La gobernadora, Wanda Vázquez, anunció que, a partir del lunes, ciertos sectores, incluyendo el financiero e inmobiliario, podrán volver a trabajar. El 11 de mayo será el turno de la construcción y las fábricas. Entre las empresas que podrán reabrir pronto los días laborables están las lavanderías, las empresas de mudanzas y las encargadas de reparar ascensores y aires acondicionados. Y entre mediados y finales de mayo, podrán abrir las tiendas minoristas, barberías y salones de belleza. Todas las empresas deben proporcionar equipos de protección a sus trabajadores, y todos los clientes deberán llevar mascarilla.
Para el resto de la población, el confinamiento se ha ampliado hasta el 25 de mayo, aunque con excepciones. Se podrá salir a correr, andar en bicicleta o pasear a los perros entre las 05:00 y las 15:00 horas. Parques, gimnasios y playas permanecerán cerrados y todo el mundo, a excepción de los trabajadores esenciales, deberán permanecer en casa entre las 19:00 y las 05:00 horas.
“No podemos olvidar que enfrentamos una emergencia real”, dijo Vázquez. “Si no hay necesidad de salir de sus casas, no lo hagan”.
Puerto Rico ha reportado al menos 92 muertes y ha confirmado más de 1.500 casos. Sin embargo, el gobierno ya no comparte estadísticas clave, como el número de personas que se han sometido a las pruebas de detección del virus. Hasta la semana pasada, tenía la tasa per cápita de pruebas más baja en comparación con cualquier estado de Estados Unidos, con apenas 12.000 personas de una población de 3,2 millones.
Esto preocupa a Mónica Feliú-Mójer, vocera de CienciaPR, un grupo sin ánimo de lucro de científicos boricuas que buscan piden tests generalizados.
“No sabemos dónde estamos con las infecciones y la pandemia”, dijo en una entrevista telefónica. “Cada vez tenemos acceso a menos datos”.
Una de sus mayores preocupaciones es la forma en la que el gobierno podrá determinar si hay contagios generalizados tras la reapertura de los negocios. Destacó que el discurso televisado de Vázquez se produjo en el mismo día que se anunciaron más de 100 nuevos casos confirmados de COVID-19, la enfermedad causada por el virus, una de las cifras más elevadas desde el inicio de la cuarentena a mediados de marzo.
El daño económico
Otros están preocupados por el daño económico que tendrá un confinamiento prolongado en una isla que todavía se recupera de los efectos del huracán María y de una serie de sismos en un contexto de larga recesión.
La cuarentena ha tenido un impacto de entre 5.000 y 10.000 millones de dólares en la economía local, explicó en una entrevista telefónica el economista José Caraballo, a quien también le inquieta el creciente número de pequeños negocios que echan el cierre para siempre.
“No se menciona nada de qué medidas se van a establecer para contrarrestar el impacto negativo de este toque de queda extendido”, señaló.
Aunque el gobierno de Puerto Rico ha empezado a distribuir incentivos a determinados trabajadores, decenas de miles siguen esperando ayudas al desempleo y asistencia alimentaria. Y los isleños no han recibido aún el cheque de 1.200 dólares del plan federal.
Entre los que celebraban con prudencia el anuncio de la gobernadora ante la crisis estaba Jesús Vázquez, quien ahora podrá abrir su lavandería.
“Uno se siente bien ya que al fin entrará algo dentro de las finanzas', aseguró. “Se usarán todas las medidas de seguridad, pero como quiera, uno queda con ese miedo”.