¡Quién nos iba decir a quienes defendimos con ahínco, una oportunidad de gobernar para el Lic. Danilo Medina Sánchez, que nos decepcionaría tanto! Es increíble, que mientras el pueblo dominicano se debate contra una hecatombe sanitaria, el Presidente pone los recursos del Estado en manos de sus peores politiqueros; eso es una vergüenza.
Este Presidente, que tuvo la oportunidad de hacer un excelente gobierno, ya que encontró unas bases muy sólidas plantadas por sus antecesores en el orden del manejo macro económico; además, ha sido favorecido por los bajos precios de los hidrocarburos, disfrutando de una factura petrolera muy baja en comparación con ese gasto en gobiernos anteriores.
Ha manejado más recursos económicos, que cualquier otro Jefe de Estado dominicano; tuvo en sus manos los años de las vacas gordas del turismo, el ahorro por hidrocarburos (ya mencionado), y un sinnúmero de préstamos internacionales, que supuestamente él no iba a tomar, porque según su promesa de campaña, se manejaría con las entradas de caja sin tomar prestado.
Comenzó con una política social, que despertó el interés de todos los sectores preocupados por la deuda social acumulada; muchos creímos que había llegado el momento de por lo menos amortizarla; pero no, esto solo era allante y movimiento para confundir a todo un pueblo y crear un proyecto sólido de continuidad.
En vez de construir los acueductos que contribuirían a mejorar la salubridad de un país, donde al 55% de los hogares no llega agua potable con regularidad, dedicó su tiempo y nuestros recursos al populismo para hacer imagen; y eso es una vergüenza.
Como es una vergüenza, que en pleno siglo XXl Santo Domingo, la capital de la República Dominicana, sea adornada por una humareda que dura semanas por el incendio de un vertedero, que ha sido una historia recurrente en todo el gobierno de Medina. ¿Qué le espera a los pulmones de nuestros envejecidos y a nuestros niños, amenazados por la pandemia del Covid-19?
El pudor del hombre que decía, poder respaldar su palabra con el pelo del bigote como sus ancestros, ha rodado por el suelo; y aquella advertencia de que la Justicia actuaria ante el rumor público de cualquier escándalo de corrupción, fue tirada en el zafacón del olvido.
En este gobierno que sufre el pueblo dominicano, se está robando hasta en las situaciones de calamidad pública, como la que vive la humanidad ahora; las compras y contrataciones, se sobrevaluan y se manejan en las narices del Presidente; son tan dañinos, que como decían nuestros viejos, “son capaces de robarle la leche a un tísico”.
Ahora, Danilo Medina nos repite el libreto aprovechando la pandemia; ha traído un “Chucky” argentino, que según rumores pertenece a la empresa de Joao Santana Figuereo, el delincuente brasileño armador de fabulas, que nuestro Presidente fue capaz de felicitar en un discurso público y después tuvo que entregarlo a la justicia brasileña.
El objetivo es claro; se propone reconstruir la imagen de su gobierno, para poder finalizar su gestión en mejores condiciones, y así tratar de conseguir el milagro de imponer en las elecciones presidenciales el pobre candidato que creó dentro del PLD.
Pero, hasta Danilo Medina sabe que eso solo sería posible, subvirtiendo el orden electoral y constitucional, y avocándonos a una desvergüenza mayor; otro fraude, no tiene cabida en la democracia dominicana.