El Presidente electo, Luis Abinader Corona, expresó entre sus frases de regocijo por su victoria, que él y su partido habían ganado una oportunidad frente al pueblo dominicano para servirle y hacerlo bien. Si así piensa y siente el Presidente Abinader, lo felicitamos de todo corazón y le deseamos los mayores éxitos en su gestión de gobierno.
Con 16 años en la oposición política, “los perremeistas, o perredeistas reciclados” deben haber aprendido muchas lecciones políticas, que les podrían servir para un adecuado comportamiento al frente de la dirección del Estado; una muy importante es que la soberbia, no es una buena moneda de pago para ganar simpatías en ningún sector político.
Que en cualquier circunstancia la Justicia debe imperar, y poner cada cosa y cada actor en el lugar correspondiente; sin retaliación, pero con una firmeza que no deje dudas en la mente del pueblo dominicano de que se castigan delitos, o se premian inocentes con la limpieza de sus bien ponderados nombres.
Esperamos que la crudeza de la crisis sanitaria en que se desenvuelve el país, no sea una excusa para dejar de encaminar las iniciativas, que en realidad fueron las expectativas por las que los electores se volcaron a favor de la opción del PRM; el pueblo esperará con paciencia, por un tiempo prudente, y nosotros también.
Los partidos de izquierda y centro izquierda, que era en la franja donde se quería inscribir al Partido de la Liberación Dominicana, tenían un método evaluativo para sus actividades y acciones políticas; ese método se le denomina crítica y autocrítica, y no es más que una mirada consciente y retrospectiva de los hechos que se han llevado a cabo, con el objetivo de corregir los errores, o tener la certeza de los aciertos para repetir los éxitos.
Ese sería el paso razonablemente político que debería dar esa organización, que acaba de recibir el repudio del electorado dominicano; pero en apariencias, por lo que expresan los principales dirigentes de la cúpula, esa no va ser la actitud; y de aplicar este método, sería para justificar su permanencia en las altas posiciones del partido, que ha dejado de ser como quería Don Juan Bosch, propiedad del pueblo dominicano.
En definitiva, si el PLD hiciera una autocrítica, lo que visualizamos es que sería usada por la camarilla de dirigentes, para justificar sus posiciones en la dirección del partido; y luego de convencer a una buena parte de la militancia de la conveniencia de su permanencia, aplicar lo dicho por del desaparecido Lic. Hatuey de Camps “de que las bases son para pisarlas y seguir corriendo”.
Pero, si el conjunto del viejo partido decidiera concurrir a esa autocrítica, aquí les dejamos algunas sugerencias a evaluar: ¿Devuelve simpatías políticas, un comportamiento soberbio?; ¿puede la prepotencia, traer beneficios políticos?; ¿incumplir la palabra empeñada, te concede el respeto social de tus conciudadanos?; ¿puede la ostentación de riquezas hechas con los bienes del pueblo, reportar respaldo electoral?
En lo básico, ese fue el comportamiento de toda la cúpula y sus adláteres del viejo partido. ¿Pueden ellos, que su dinero los lleva a sentirse sobre el bien y el mal, vestirse de humildad y bajar a la bases con una intención decente, luego de haber sido durante 8 años, los soberbios dueños de “la verdad”?
Lamentablemente ex compañeros de las bases, en el viejo partido, perdió la decencia, perdió el buen juicio, perdió el respeto mutuo, perdieron los principios bochistas; y perdieron los acariciados sueños de ese proyecto de Nación que albergábamos la mayoría de esa noble masa militante.
Pero ex compañeros, este fue un largo proceso de menguas y de pérdidas, que sin embargo no se pudo llevar nuestra fe, ni nuestras esperanzas por un mejor futuro; aquí estamos al pie del cañón, a punto y dispuestos a cavar una nueva trinchera.