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  • Por: Máximo Sánchez
  • sábado 22 agosto, 2020

De la era de Trujillo, a los 20 años del PLD

Escuchamos de la voz de algún contertulio virtual, el juicio de que a partir del ascenso al poder político del Presidente Abinader, comenzaba para la República Dominicana una nueva era; eso sería correcto si nuestro amigo entre sus virtudes, tuviera el sortilegio de vislumbrar el futuro.

Las eras políticas, y en este caso de manejo del Estado, son lapsos de tiempo donde se producen eventos y cambios de conductas sociales, económicas, culturales o religiosos trascendentales, sean éstos buenos o malos para conglomerados humanos determinados o para la humanidad misma; ahora mismo vivimos el nacimiento de la “era del covid-19”, que dejará una secuela de cambios en el comportamiento humano.

Por mucho tiempo y de manera casi inconsciente, los dominicanos manejamos el término “la era de Trujillo”, para referirnos a los 31 años de la férrea dictadura de ese personaje.

Durante aquellas tres décadas, El Jefe Trujillo, que había encontrado un país aldeano e incomunicado, pero además, inmerso en luchas políticas intestinas tendientes al modelo montonero; pacificó el país, con una táctica de asimilación y exterminio de sus adversarios políticos.

Condujo un ambicioso plan de comunicaciones interurbanas, y transformo el sistema de educación, llevando el maestro y la escuela a los más apartados parajes; con esos avances y las construcciones de amplios complejos en centros urbanos, se encontraría el país con el magnicidio que puso fin a su gobierno; sin dudas, hubo una era de Trujillo.

Después de su muerte, el dominicano despierta abruptamente, sorprendido de poder hablar en libertad, y más aún, de asistir a unas elecciones libres y votar para elegir el presidente de la República; entonces tenemos la primera consulta popular que elige un Presidente democrático después de 31 años.

Luego de un altero golpe de estado, siguen años de convulsiones sociales y políticas que devienen en la guerra civil de 1965, que terminaría con una intervención extranjera, la segunda en el siglo pasado. Para poner fin a la intervención, se preparan unas elecciones condicionadas, donde un candidato podía salir a las calles y el otro no; no era una condición escrita, pero contra la vida de Juan Bosch se preparó más de un atentado.

De ahí surge otra de nuestras eras; la “era de los 12 años”, el Dr. Joaquín Balaguer encabezó un gobierno a partir de julio de 1966 que tendría grandes retos en la vida de este pueblo. El rencor dividía la familia dominicana; aquella epopeya inconclusa de abril del 65, supuraba como una herida abierta en la anatomía de la sociedad.

Balaguer asumió el poder y actuó en consonancia con el objetivo estratégico de quienes lo impusieron en este punto de la frontera imperial del Caribe.

A partir de 1978 comienza en República Dominicana un nuevo período de dos gobiernos encabezados por el Partido Revolucionario Dominicano, al cual no se le puede considerar como “era”, porque en la década de influencia de estos dos mandatos, el país no experimento cambios sociales o económicos apreciables.

La desorganización y falta de tacto de sus dirigentes, llegó a un extremo tal que se cometieron todas las violaciones institucionales que se pueden imaginar; fueron tan desastrosas las administraciones, que su primer presidente, un hombre bueno y honesto, terminó suicidándose; y el segundo Salvador Jorge Blanco, terminó con un proceso judicial que le llevaría a una condena de 20 años de prisión por prevaricación de los bienes públicos.

Antes de salir de estos párrafos, en que tratamos de recordar “la década perdida” como se le llamó a este período, debemos ser justos y recordar que el presidente don Antonio Guzmán Fernández, amnistió los presos políticos dejados por el régimen anterior y permitió la entrada de los exiliados de la “era de los 12 años”.

Durante los 2 lustros que siguieron a los gobiernos del PRD, volvió a gobernar el Dr. Balaguer; en este lapso de tiempo, lo más importante en el ámbito político y económico, fueron las reformas económicas encaminadas, y las crisis políticas coyunturales provocadas por las jugadas electorales del Zorro de Navarrete.

La primera fue en mayo de 1990, cuando se impuso al Profesor Bosch por un estrecho margen en las elecciones de ese año; y la segunda fue en la contienda de 1994, donde le pagó al Dr. Peña Gómez el favor, que Éste le hizo en el 1990, cuando declaró que “Balaguer había ganado porque había trabajado mejor.”

Aquella crisis política coyuntural, conllevaría a una reforma constitucional, que recortaría el último período del Presidente Balaguer en 2 años; y es ahí donde se puede decir que comienza la “era del PLD”, cuando en la segunda vuelta de las elecciones de 1996 se impone el Dr. Leonel Fernández a la veteranía política del Dr. Peña Gómez, aprovechando la venganza de Joaquín Balaguer que no perdonó el recorte de su período.

Pasar balance a todas las reformas y ejecuciones llevadas a cabo por los gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana durante sus 20 años en el poder, con el breve recreo del gobierno de Hipólito Mejía, sería un arduo ejercicio; pero quienes nacieron en tres o cuatro lustros antes de su gestión, tienen la oportunidad de comparar el país de antes del PLD y después de éste.

Estos gobiernos cambiaron la cara física e institucional del país; por esta razón, se puede decir que hubo una era del Partido de la Liberación Dominicana.

Bueno pero como repetía el propio fundador del PLD, Don Juan Bosch “nada es tan malo, que no tenga nada bueno, ni tan bueno que no tenga nada malo”; después de su inhabilitación física, el Partido cayó en manos de una cúpula dirigente, que cuando saboreó la mieles del poder, no pudo resistir la ambición pequeño burguesa inmediatista de que venía preñada.

Ese es el motivo que los lleva a aprovecharse de los presupuestos astronómicos, que comenzó a disfrutar el Estado con el crecimiento del PIB sostenido en las administraciones del PLD; desataron una ola de corrupción tan rampante, que hastiaron con sus actos indebidos, hasta  las mismas masas que habían sacado de la pobreza extrema con el crecimiento económico y las políticas sociales.

Hoy asistimos a un cambio de partido frente a la administración del Estado; el PRM, que es sin dudas el PRD renovado; con muchas de las figuras de antaño, y encabezando al sector que siempre se ha considerado liberar y populista en este país caribeño, ha tomado el gobierno este pasado 16 de agosto del 2020.

Las preguntas son: ¿Aprendió la dirigencia de ese partido, de sus errores al frente del Estado, como para no repetirlos?; ¿serán capaces de mantenerse en el poder, y desde él hacer las transformaciones necesarias en la sociedad, para que su obra de gobierno permanezca en el tiempo?.

Solo el tiempo tiene estas repuestas; apostemos a lo mejor.

 

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