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  • Por: Luís Fernández
  • miércoles 09 septiembre, 2020

Salvador Allende en la memoria histórica

El 11 de septiembre de 1973 caía asesinado en Chile el presidente democrático y progresista Salvador Allende. Su muerte provocó consternación e indignación en la mayoría de los países del mundo, y en los que aspiraban que en nuestra América se instalaran gobiernos surgidos de las esperanzas de sus pueblos, en este 47 aniversario de este fatídico y bochornoso hecho, recordamos estos acontecimientos con el dolor de los que valoramos los esfuerzos de las fuerzas progresistas latinoamericanas, por lograr la paz y el progreso de nuestros pueblos.

En nuestro país, el profesor Juan Bosch protestó este asesinato, planteando lo siguiente, ´´ nos sentimos comprometidos con la suerte de Chile hasta el tuétano de los huesos. A Chile y a su pueblo podrán fallarles hombres y mujeres de cualquier lugar del mundo, pero nosotros no. Lo que se perdió en Chile no fueron solo la vida de Allende y las libertades del pueblo; fue también una gran batalla por la liberación de un pueblo latinoamericano, y esa batalla perdida mantiene enlutadas, desde su nacimiento, las banderas del PLD´´.

Salvador Guillermo Allende Gossens​ nació el 26 de junio de 1908 y murió defendiendo la dignidad de su pueblo y de América el 11 de septiembre de 1973, fue  médico cirujano y político socialista , presidente de Chile desde el 3 de noviembre de 1970 hasta el día de su muerte. Allende participó en política desde sus estudios en la Universidad de Chile. Fue sucesivamente diputadoministro de Salubridad del gobierno de Pedro Aguirre Cerda​ y senador desde 1945 hasta 1970, ejerciendo la presidencia en la cámara alta del Congreso entre 1966 y 1969.

Fue candidato a la presidencia de la República en cuatro oportunidades: en las elecciones de 1952 obtuvo un magro resultado; en las de 1958 alcanzó la segunda mayoría simple tras Jorge Alessandri; en las de 1964 obtuvo un 38 % de los votos, que no le permitieron superar a Eduardo Frei Montalva; y, finalmente, en 1970 en una reñida elección a tres bandas, consiguió la primera mayoría simple con un 36,6 % de los votos, siendo en definitiva ratificado por el Congreso Nacional. De ese modo, se convirtió en el primer presidente marxista del mundo, en acceder al poder a través de elecciones generales en un Estado de derecho.​

El gobierno de Allende fue apoyado por la Unidad Popular, una coalición de partidos de izquierda, La UP se formó en octubre de 1969 con motivo de las elecciones presidenciales de 1970, en reemplazo del Frente de Acción Popular. Estuvo conformada por el Partido RadicalPartido SocialistaPartido Comunista, el Movimiento de Acción Popular Unitario, el Partido de Izquierda Radical y la Acción Popular Independiente, incorporándose la Izquierda Cristiana y el MAPU Obrero y Campesino (escisión del MAPU) en 1973.

Además contó con el apoyo de la central sindical nacional, la CUT (Central Única de Trabajadores). Los partidos políticos estaban representados en la Comisión Política de la UP. Para los simpatizantes independientes se formaron los CUP (Comités de la Unidad Popular) a nivel vecinal, de servicios públicos y de fábricas.

Con la investidura de Salvador Allende Gossens como Presidente de Chile el 4 de noviembre de 1970, se inició en el país el más ambicioso proceso de cambios sociales, económicos y políticos del que haya sido testigo Chile durante su historia. Como abanderado de la Unidad Popular, Allende no sólo se convirtió en el primer mandatario socialista en el mundo en ser elegido democráticamente, sino también el primero en intentar en transitar al socialismo mediante la vía pacífica, también llamada vía chilena al socialismo, este intento de establecer un Estado socialista aferrándose a los medios democráticos y constitucionales del Poder Ejecutivo, se destacó por proyectos como la nacionalización del cobre, la estatización de las áreas «claves» de la economía y la profundización de la reforma agraria .

El programa básico de gobierno contemplaba la construcción de un Estado Popular y una economía planificada, en gran parte estatizada. Aunque la ley de nacionalización del cobre fue aprobada sin oposición en el Congreso, no ocurrió lo mismo con el intento de estatizar las grandes empresas. Al no contar con mayoría parlamentaria, el gobierno decidió echar mano de un olvidado y vigente Decreto Ley N.º 520 de 1932 dictado durante la República Socialista de 1932. Éste le permitió al gobierno de la Unidad Popular expropiar cualquier industria que fuese considerada estratégica para la economía.

Además de la expropiación (que generalmente era precedida por la toma de la industria por parte de sus trabajadores), el gobierno utilizó otros mecanismos como la compra de acciones, lo que le permitió controlar casi el 80 por ciento de las industrias y un número importante de bancos, en el sector agrario se profundizó el proceso de reforma agraria iniciado por el gobierno de Jorge Alessandri y acelerado por el de Eduardo Frei Montalva, logrando la expropiación de más de 4.400 predios, sin contar con las más de 2.000 tomas efectuadas por los trabajadores agrícolas.

En el área de la salud se mejoró el equipamiento de los hospitales y se estableció un programa de distribución de medio litro de leche diaria a cada niño. En educación se impulsó la enseñanza preescolar, básica e industrial, además de ampliarse el acceso a la universidad., además se expropiaron las grandes compañías extranjeras sin pagar indemnizaciones, debido al exceso de ganancias obtenidas en su gestión anterior.

Todas estas medidas que favorecían al pueblo chileno generaron un amplio respaldo popular, se vivía un clima revolucionario, de transformaciones profundas, un pueblo lleno de esperanzas se sentía dueño de su destino, eso se manifestó en las elecciones de 1971 donde la unidad popular paso de un 36% a un 49% de votación esto era un ejemplo demasiado peligroso para los poderosos de Chile y de todo el mundo.

De ahí que las fuerzas de la ultraderecha comenzaron a actuar, con el apoyo de las poderosas firmas mineras, bancarias y comerciales norteamericanas que fueron nacionalizadas y los terratenientes cuyas tierras fueron dedicadas a la reforma agraria, todos unidos prepararon planes en contra de la gestión de Allende, que basaron en 6 puntos fundamentales que comenzaban con intentar dividir la unidad Popular, manteniendo a toda costa el control de los medios de comunicación.

Este plan continuaba con la defensa de la propiedad privada e impedir la expropiación de empresas, la creación de una conciencia anti-Unidad Popular en las Fuerzas Armadas. Para ello explotar hábilmente todo aquello que pudiera dar la visión de un país “caótico”, “anárquico”, de “desgobierno y vacío de poder” y tendencias “totalitarias y antidemocráticas”, conquistar a las capas medias para un accionar contra el gobierno y provocar el fracaso económico del gobierno popular.

Todas estas acciones de la derecha chilena fueron abonando el camino para el golpe de estado, el cual fue consumado el 11 de septiembre de 1973, con el apoyo de Washington, y que tal como lo dijera Juan Bosch, ‘los asesinos de Salvador Allende se atrevieron a liquidarlo físicamente porque tenían tras si el abrumador poderío norteamericano, y que, en su afán de ocultar la verdad, esa serpiente llamada Henry Kissinger acabo tragándose su propia cola´.

El presidente mártir dijo antes de morir lo siguiente” Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad al pueblo. Y les digo que tengo la certeza de que la semilla que hemos entregado a la conciencia digna de miles y miles de chilenos no podrá ser segada definitivamente. Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos´´.

Al pronunciar sus últimas palabras expreso, ‘estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano, tengo la certeza de que, por lo menos, será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición”

” ¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!

Al recordar a Salvador Allende, debemos tener presente que su lucha apuntaba a la construcción de una sociedad socialista democrática enraizada en las tradiciones nacionales-populares, que creía en construir un auténtico poder del pueblo para ser sujeto de derechos y protagonista en las decisiones y las acciones que lucha por una sociedad más justa y equitativa, el pensamiento político y humano de Salvador Allende continúa vigente en el pueblo de chile y en los pueblos de América Latina y del mundo, su ejemplo vivirá por siempre.

 

Luis Fernández es Político y comunicador

Santo Domingo, R.D.

9/9/2020

 

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