República Dominicana.-Cesáreo Contreras desconocía hasta la mañana de este jueves una decisión que la tarde del miércoles dio a conocer el Gobierno, prohibiendo a los funcionarios la compra de bonos y canastas para regalos de Navidad.
"Yo no lo había escuchado eso, pero sí es así imagínate", dijo Cesáreo Contreras mientras elaboraba una de las cestas que pensó vendería para Navidad.
La prohibición de compra de regalos navideños desde las instituciones está contenida en una resolución del Ministerio de Administración Pública (MAP), una dependencia del Estado que posiblemente Cesáreo desconozca que existe, y que es el organismo rector del empleo público y de los distintos sistemas y regímenes previstos por la Ley de Función Pública.
Lo que sí sabe este hombre, que cada día ve salir el sol desde un banquillo de madera, en la caseta donde fabrica y vende charamicos, en la avenida Wiston Churchill, es que la prohibición del Gobierno, amparada en la crisis económica que ha generado el coronavirus, “tumba” sus esperanzas y la de los hombres y mujeres que con él trabajan.
"Nosotros que estamos en la quiebra ahora mismo con tantos meses sin hacer nada, pues ahora acabamos de irnos al hoyo totalmente", dijo cabizbajo, Cesáreo Contreras.
Justo al lado de Cesáreo está Reinaldo de Jesús, también un hombre pobre, cuyo sustento de vida igual depende de la venta de charamicos, en figuras como la del viejo Santa y su trineo, así como árboles en diversos tamaños y colores, estrellas, bolas, renos y, entre otros artículos navideños, las canastas artesanales, que a partir de la prohibición que establece el MAP, este año no serán tan buscadas.
Reinaldo sí estaba informado de la prohibición; se enteró camino a su puesto de venta. El “duro golpe” que afecta a la familia que de él depende, también lo sufren los más de diez empleados de su pequeña empresa.
"Eso lo escuché en la noticia esta mañana, eso me afligió bastante, de una vez llamé a los cortadores de madera en los campos para que paren la muñeca", dijo con con evidente aflicción Reinaldo de Jesús, quien se verá en la obligación de reducir a personal de trabajo.
Es así como estos hombres, que se ganan la vida tejiendo bejuco, amarrando soga, martillando y pintando madera, ven derribarse de un solo golpe las esperanzas de recuperar lo que durante casi un año perdieron, también por el Covid-19, que comenzó a circular en el país a poco más de dos meses de haber pasado las navidades del 2019.
Con la resolución 163-2020 del MAP, no habrá contratas para la elaboración de cantidades de canastas, algo que esperaban con ansias los charamiqueros, para un poco aliviar los males económicos que no cura el “cheleo”, y menos en tiempos de coronavirus.
Lejos de mejorar su situación económica, ya golpeada por la crisis que arropa al país, estos padres de familias, con más de tres décadas en el negocio de charamicos, por el que deben pagar impuestos a la Alcaldía del Distrito Nacional, se verán en la obligación de detener la producción y hasta de reducir su personal.