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  • Por: Jonan González
  • jueves 22 octubre, 2020

Etapas de la lectoescritura de tus hijos

A propósito del rol más activo que deben desempeñar los padres en el proceso de enseñanza de sus hijos, por las docencias virtuales, se debe dejar claro que poder asignarles sentido a estas grafías pudiera resultar, para muchos, una actividad cotidiana y sin trascendencia. Sin embargo, quienes se han dedicado a estudiar el tema entienden que se trata de una tarea compleja para la que el cerebro no fue diseñado. La hipótesis es del neurocientífico Stanislas Dahaene, quien a través de imágenes cerebrales ha observado que durante el proceso de lectura se alteran varios circuitos de neuronas del cerebro. Específicamente, Dahaene señala que durante el proceso de aprendizaje de la lectura se produce una especie de “reciclaje neuronal” en el área de la caja de letras localizada en el témporo-occidental izquierdo del cerebro. Explica que neuronas que se encargan del reconocimiento visual de objetos o rostros pasan a reconocer letras, sufijo o prefijos.

Escribir, otra modalidad de manifestación de las lenguas, tampoco es una tarea sencilla pues se trata de dominar un conjunto de grafías a las que se le asignan sentido a través de pactos socio-culturales. Para Cassany, D., Luna, M. y Glória, S. (2003) se trata de un “proceso” que conlleva hacer representaciones mentales, extrapolación, jerarquizar ideas y respetar reglas. Conscientes de esto pudiera aflorar la pregunta: ¿Cómo aprenden a leer y escribir los niños?

Sin dudas, el aprendizaje de la lectura y la escritura se trata de un proceso psicolingüístico y sociocultural. Desde el constructivismo se entiende que se produce a raíz de a la comprensión y la combinación de los conocimientos y desde un enfoque más novedoso como el Funcional y Comunicativo se postula que la lengua oral y escrita se aprenden en el contexto de su uso y en relación con las metas que se generan en los contextos. No obstante, en 1973 un grupo de maestras de la universidad de Buenos Aires (Emilia Ferreiro, Ana Teberosky, Alicia Lenzi, Susana Fernández, Ana María Kaufman y Liliana Tolchinsky) iniciaron un trabajo de campo con relación a niños que no lograban aprender a leer y escribir, el cual terminó en 1979 con la publicación del libro “Los sistemas de escritura en el desarrollo del niño” de la autoría de  Emilia Ferreiro y Ana Teberosky ya que por razones políticas y sociales las demás no pudieron seguir participando en la investigación.

Amparadas en la teoría de psicólogo, suizo, Jean Piaget, Ferreiro y  Teberosky desarrollaron toda una teoría sobre el proceso de aprendizaje de la lecto-escritura. Las autoras postulan que los niños se formulan hipótesis que van aceptando o descartando con el fin de llegar a entender la manera en que se lee y se escribe. A su juicio, las hipótesis les permiten apropiarse de las reglas del sistema de escritura y para su dominio pasan por diferentes etapas.

Etapa simbólica

Según las investigadoras, entre los dos y tres años de edad, los niños no son capaces de escribir. Al ser dotados de lápiz y papel se disponen a confeccionar los llamados “garabatos” que a menudo adornan no solo las hojas de sus cuadernos, sino las paredes de la casa, las mesas, los muebles, sus barrigas, sus brazos, sus piernas y cualquier otro lugar donde se pueda plasmar la tinta. Para los entendidos en la materia esta es la primera manifestación de la escritura y en ella, como se observa en el dibujo que sigue a estas líneas, los niños materializan símbolos semánticos que tienen en sus cabezas.

Ferreiro y  Teberosky (1979)  estiman que durante esta etapa los niños descubren que los signos son arbitrarios, ya que cuando se les pregunta el significado de un dibujo son capaces de asignarle nombre a los garabatos. En la siguiente dibujo, la niña Clara, de dos años de edad, fue capaz de indicar que la raya que sube y baja mientras se extiende significa “mano”. En esta etapa sólo las imágenes son portadoras de significado para los niños. Por consiguiente, un niño que se encuentra en la etapa simbólica se atreve a inferir lo que dice un texto que está acompañado de una imagen, no porque sepa leer, sino porque reconoce  lo que representa la imagen.

Etapa pre-silábica

 En una segunda etapa denominada “pre-silábica” es cuando los niños comienzan a comprender que las letras tienen significados. Como se observa en la imagen adjunta, la niña Monica trata de imitar letras con grafismos que se asemejan a las letras convencionales. La práctica se produce cuando lo niños empiezan a comprender que para escribir se necesitan signos específicos.

En esta etapa los niños construyen la hipótesis de cantidad y variabilidad. Entienden que para escribir algo se requieren signos distintos y una cantidad de terminada de ellos. Esto se refleja en  el intento que hizo Armando de copiar su nombre y las palabras: elefante, gato, perro, etc. “En lo que concierne a la cantidad mínima de grafías, cuando no hay más que una letra, los niños son unánimes: no se puede leer nada. Una tarjeta que lleva una E y otra que tiene una D son rechazadas porque no hay más que una” (Ferreiro 2006).

Una característica de esta etapa es que los niños comprenden que la escritura es lineal y segmentada. Por eso Armando, aunque utiliza la misma grafía para copiar las diferentes palabras que se le solicitan, coloca más de una de manera sucesiva y desvinculada entre sí.

Como se observa, en la etapa pre-silábica aún no desaparecen los dibujo o símbolos con lo que los niños representan las cosas. Hasta esta etapa la seudoescritura de los niños solo pueden ser interpretadas con ayuda del contexto, debido a que no expresan ningún mensaje fuera de él.

Etapa silábica

 En este nivel, el niño ya ha descubierto que la forma en que se escribe no se elige deliberadamente. Esto lo conduce a la denomina escritura silábica, que surge como resultado de la relación que identifica entre los sonidos del habla y la escritura. “Para cada silaba de la lengua oral eligen una letra con valor sonoro convencional, casi siempre la vocal que le corresponde” (Concepción 2020).

Lo referido anteriormente se manifiesta en la escritura de la niña Mercedes que estribe “OEE” al escribir la palabra “plátanos”, “IEEO” para la palabra “melocotón”, etc.  En este nivel, el niño ya ha descubierto que la forma en que se escribe no se elige deliberadamente. Esto lo conduce a la denomina escritura silábica, que surge como resultado de la relación que identifica entre los sonidos del habla y la escritura. “Para cada silaba de la lengua oral eligen una letra con valor sonoro convencional, casi siempre la vocal que le corresponde” (Concepción 2020).

Transición silábica- alfabética

La práctica de relacionar las grafías con la lengua oral conlleva a que el niño aprenda rápidamente otras letras e inicie a representar las silabas de la oralidad con más de una letra. A esta etapa Concepción (2020) la llama “transición silábica-alfabética”. Justamente, en esta etapa (que se produce entre los 4 y cinco años de edad) se encuentra el niño Jairón, quien para escribir “CARAMELO” (una palabra compuesta por cuatro silabas) utilizó las letras CA en representación de CA, A para RA, E representando a ME y LO a LO.

 

Etapa alfabética

La etapa alfabética es  la última que distinguen  Ferreiro y  Teberosky (1979) para el proceso de adquisición de la lecto-escritura. En esta los niños se mantienen generando hipótesis con el fin de comprobar la correspondencia de los fonemas y las silabas. De manera grafica, en las escrituras de Nashala, María y Kelvin se identifica como, en ocasiones, los niños saltan algunas palabras y por escribir EL escriben L, PTO por PATO, MAIPSA por MARIPOSA y PEOTA por PELOTA.

Concepción (2020) advierte que: “el hecho de que los niños descubran la correspondencia fonema-letra no significa que sepan leer”, ya que además de conocer el valor sonoro de las letras es necesario que aprendan que las letras tienen significado. De esta manera cobra vida el concepto de Leer que propone Judith Kalman (2004): “leer es descifrar, descodificar, es un acto que involucra el entendimiento y la comprensión de las actividades y las tareas que realiza el sujeto”.

 

 


  • Cassany, D., Luna, M.,Glória, S. (2003). Enseñar lengua. Barcelona, España: Editorial Graó
  • Concepción, M. (2020). “La lengua oral y escrita en el nivel inicial”. Santo Domingo, República Dominicana.
  • Ferreiro, E. & Teberosky A. (1979). Los sistemas de escritura en el desarrollo del niño. México: Siglo XXI.
  • Ferreiro, E. (2006, julio-diciembre). La escritura antes de la letra. CPU-e, Revista de Investigación Educativa, 3. Recuperado el [fecha de consulta], de http://www.uv.mx/cpue/num3/inves/Ferreiro_Escritura_antes_letra.htm
  • Kalman, (2004). Saber lo que es la letra: una experiencia de lectoescritura de Mixquic. México: Siglo XXI.

 

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