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  • Por: Máximo Sánchez
  • lunes 28 diciembre, 2020

El Comité Político y los gobiernos del PLD

El otrora poderoso CP del Partido de la Liberación Dominicana, comenzó a proyectarse desde el comienzo de sus gobiernos, como una élite intocable con derechos adquiridos que ejercía una gran presión en las decisiones y las opiniones de los jefes de Estado.

En el PLD, ese órgano se originó como la dirección política del Comité Central del partido; el CC era la máxima autoridad de esa entidad política entre un congreso y otro; asumiéndose que el Congreso del Partido era su máxima autoridad, porque reunía cada 4 años a todos los organismos de dirección política, desde los comités de base hasta el mismo Comité Central.

Con el ascenso al poder, se originó una desnaturalización de ese órgano y del CC de ese partido. Incluyendo el primer gobierno del presidente Leonel Fernández, estos miembros de altas instancias partidarias, exigían nombramientos en el tren gubernamental, abandonando de inmediato las tareas políticas que le había asignado el partido al elegirlos; ese era el momento en que cometían el error de confundir el partido con el Estado.

Y así fue creando el CP, la aureola y la dimensión de poderoso, conductor de mandatarios y organizador de los esquemas y políticas de gobierno, que en muchos casos dejaron muy mal sabor; sin embargo, en los casos en que el presidente Fernández decidió nombrar personas de su confianza para tareas determinadas, tuvo un rotundo acierto, llevando a cabo políticas de desarrollo y ordenamiento que quedarían impresas como buenas prácticas de Estado.

La mala incidencia del CP se vería reflejada, en ese primer gobierno, en el área energética; ampliándonos los apagones, y convirtiendo a ese PLD prometedor de soluciones en un hazmerreír de la oposición política; también hubo fallos en las políticas de seguridad pública que dirigía la entonces Secretaría de Interior y Policía.

No resultó así con las soluciones viales, que se dieron en la ciudad de Santo Domingo, que, si no se hubieran tomado a tiempo, posiblemente hoy los dominicanos no podrían moverse ni caminando con sus propios pies.

Ni resultó así con las administraciones de aduanas, o las recaudaciones de impuestos; ni con las actividades deportivas impulsadas desde el gobierno; ni con las estafetas de servicio públicos para la ciudadanía, que vieron su punto más luminoso en esos períodos del Dr. Leonel Fernández.

Ese Comité Político aprendió a tener poder; y aprendió el valor del apoyo de cada uno de sus miembros al presidente de turno. Y así fue como se dispararon las ambiciones de vender ese sustento cada día más caro; convirtiendo su existencia en una onerosa carga para el país.

Finalizado el tercer período del presidente Leonel Fernández, el CP decidió hacer un homenaje de reconocimiento al Presidente; para ello se convocó al Comité Central, y en ese acto que está archivado en YouTube, y que puede ser visto por cualquier persona interesada en la historia política recién pasada; los dominicanos asistimos a ver un acto de adulación sin precedentes en historia de los áulicos.

Las babas lisonjeras acapararon los parlantes; el discurso adulador se disputó el micrófono, y el Presidente anonadado se vio inmerso en esa vorágine de hipocresía impúdica y degradante.

Al final, en los períodos del Lic. Danilo Medina, la mayoría de los miembros del CP y sus familias, semejaban pequeñas corporaciones, que sustentaban sus beneficios en los negocios con el Estado.

Ese Comité Político, prolongaba su estadía como órgano de dirección del Comité Central con subterfugios de retraso de los congresos ordinarios del partido; la mayoría no quería someterse al escrutinio de las bases partidarias.

Hoy, después que el poder les fue arrebatado a este torcido Comité Político, se hace un silencio sospechoso en la mayoría de sus miembros; parece que nadie quiere dar la cara por el ex presidente Medina y su familia; a los cuales les ha tocado el primer turno en el banquillo de los acusados.

Cómplices e instigadores de todos los desafueros constitucionales, y de las indelicadezas gubernamentales cometidas por Danilo Medina y sus funcionarios; ahora no arriman el hombro, para consolar al iluso líder caído en su intento de perpetuación en el poder.

Las telarañas de la corrupción, poco a poco van quedando al descubierto; y la mayoría del CP toma un bajo perfil, en aparente intento de escabullirse en el olvido, y no propiciar que sean puestas a la luz las manchas de su epidermis.

La venda de la justicia debe seguir significando el equilibrio de la razón; nunca una ceguera para dejar pasar el delito o el desafuero por callado que se mantenga.

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