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  • Por: Máximo Sánchez
  • domingo 31 enero, 2021

Los detractores de Leonel Fernández

El presidente Bosch gobernó la República Dominicana por solo 7 meses; fue el candidato a las elecciones presidenciales de 1962 por el Partido Revolucionario Dominicano, el cual había fundado en la Habana, Cuba en 1939; y ganó ese primer certamen democrático después de la caída de Trujillo, con un abrumador 62% de las votaciones.

Dentro del marco de la guerra fría, don Juan Bosch, no solo tenía detractores en la oligarquía dominicana que había sido favorecida por la tiranía, sino también en la Iglesia Católica, que temía a un intelectual liberal al frente del poder en un país, en el cual ellos habían sido, casi un poder decisivo en momentos de la tiranía.

Tras salir del poder, derrocado por el golpe de estado del 25 de septiembre de 1963, Juan Bosch encarna un fuerte apoyo popular y un importante rechazo de sectores que lo adversan. Se puede afirmar que, a partir de ese momento, el primer presidente democrático del país tras la muerte del tirano, emerge con una de las características de los grandes liderazgos, muy amado por una parte del pueblo y muy odiado por sus opositores.

El golpe de estado del 1963, trajo como consecuencia la guerra civil de abril de 1965, donde un bando pedía la vuelta a la Constitución del gobierno de Bosch; ese objetivo se frustró con la presencia de las tropas interventoras, y eso causó gran desilusión en Juan Bosch y su fe en la democracia; se vio obligado a participar en la mascarada electoral de 1966, para conseguir el retiro de las tropas norteamericanas del territorio.

Cuando Bosch deja el PRD, para fundar el Partido de la Liberación Dominicana en diciembre de 1973, queda desarropado de ese apoyo popular que le habían seguido desde 1962; a tal punto que, en su primera participación electoral, con más de 4 años de fundar su nueva organización, solo pudo acumular una votación de algo más de dieciocho mil votos, lo que no le permitió ni siquiera mantener la personería jurídica en el Tribunal Electoral.

Don Juan fue candidato a la presidencia por su nuevo partido en 5 ocasiones, sin poder alcanzar su meta. En 1990, la astucia del Dr. Balaguer impidió el triunfo del PLD en la mejor coyuntura electoral que se le presentó con don Juan Bosch encabezando esa boleta.

En 1994, el presidente Juan Bosch pidió que no se le considerara para encabezar la boleta del partido en el certamen que se avecinaba; pero las pugnas internas lo impusieron como candidato; sin embargo, aprovechó la oportunidad para señalar un candidato vice presidencial, al que impulsa como su sucesor en el liderazgo del partido, y que 2 años más tarde coronaría los sueños del PLD de llegar al poder.

Cuando el Dr. Leonel Fernández gana las elecciones de 1996, luego de que el profesor Juan Bosch y el Dr. Balaguer levantaran su mano en el histórico acto del Centro Olímpico unos días antes, no solo heredó la empatía de las multitudes por don Juan Bosch y Joaquín Balaguer; heredó también el desprecio y a los detractores de ambos, y en especial a los de Bosch.

Claro que, con el ascenso al poder aparecieron los suyos; 24 años después de ese primer triunfo electoral, todavía la bilis de muchos intelectuales pequeños burgueses y de las capas media y alta de la sociedad dominicana, se mantiene revuelta, porque no asimilan la idea de que un joven precedente de una humilde barriada capitalina, consiguió lo que ellos soñaron toda la vida.

Leonel Fernández gobernó la República Dominicana durante tres períodos; modernizó muchas áreas del Estado, y dejó la obra de infraestructura más extensa conocida en la historia dominicana.

Sus gobiernos reflejan el período de las vacas gordas para el dominicano; un alto crecimiento económico sostenido, una inflación completamente controlada, y una alta incidencia de inversión foránea.

Sus detractores, para estigmatizarlo en malos manejos de los recursos del Estado, lo acusaron de provocar el enriquecimiento con los recursos oficiales de más de 12 mil personas, sin darse cuenta de que, de esa manera asentían el inmenso crecimiento de las finanzas públicas y del sostenido crecimiento económico por encima del 7% anual.

Al finalizar su último gobierno, el Dr. Fernández dejó a la República el aporte más valioso y sólido a que se pueda aspirar en un régimen democrático; la moderna e inclusiva Constitución del año 2010. Con esta Constitución, y con ella, el nacimiento de las altas cortes, como en los países de alto desarrollo, el presidente Fernández cerró con broche de oro sus tres primeros gobiernos.

Hoy, con más experiencia, y con más fervor y esperanza en el futuro del pueblo dominicano, Leonel Fernández encabeza, como don Juan en 1973, una nueva apuesta política por el futuro de la Nación; pero en diferentes circunstancias; en 1973, don Juan Bosch no tenía fe en la democracia representativa, y vivía bajo el oscuro manto de la guerra fría.

En aquellos momentos, se oraba en muchos hogares dominicanos, justificando la frase de acudir a “la rebelión, como supremo recurso contra la tiranía y la opresión” (Tomás Pujols Sanabia).

Ahora, las libertades democráticas del país, apuntaladas en las prácticas de los gobiernos del propio Leonel, le permiten ejercer una actividad política sin represión, y sin limitantes en sus planes y aspiraciones de desarrollo pleno de la Nación dominicana.

Sin dudas y pese a sus detractores, Leonel Fernández regresará al campanario del poder, y cantará tan alto que, puede que alcance la cota del próximo centenario de la fundación de la República, con su RD-2044.

 

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