República Dominicana.-En el año 2020 la economía dominicana no sólo fue víctima de la pandemia del coronavirus que aun impacta de forma negativa casi todos los sectores de la sociedad.
Antes de que llegara el Covid-19 a territorio dominicano, en marzo pasado, ya desde principios de enero un brote de influenza Aviar golpeaba la industria avícola nacional, provocando pérdidas millonarias entre los productores de pollos.
En febrero, antes de que el Covid-19 comenzara a surtir efectos dañinos sobre República Dominicana, el Banco Central reportaba que en enero la economía del país creció a un ritmo del 4.7 por ciento, una tasa cercana a su potencial, aunque también es justo señalar que en el primer mes del año las autoridades colocaron bonos por 2 mil 500 millones de dólares en mercado de capitales para financiar el presupuesto del 2020.
Según una encuesta sobre ingresos y gastos de los hogares, comenzando el 2020 las familias dominicanas tenían un ingreso promedio de 41 mil 164 pesos mensuales. Un reflejo más de la desigualdad social del país, con más de un 20 por ciento de pobreza.
Ya con la pandemia encima, el 17 de marzo República Dominicana decide pagar a Odebrecht más 395 millones de dólares y cerrar una litis en el tribunal de arbitraje de Nueva York que tenía el gobierno con la corrupta empresa brasileña, por demanda de sobrecostos en la construcción de las plantas termoeléctricas de Punta Catalina.
Con un peso dominicano en proceso de devaluación frente al dólar, al día siguiente el Banco Central inyecta 500 millones de dólares al mercado cambiario, reduce la tasa de interés monetaria a 3.5 por ciento anual y desencaja 10 mil millones de pesos para las mipymes y hogares, buscando un respiro a la economía, ahogada por la pandemia.
En medio del parón económico generado por la pandemia, el 25 de marzo el Gobierno pone en marcha el plan Quédate en Casa, que aumenta los ingresos a los beneficiarios de la Tarjeta Solidaridad e incluye a los chiriperos, y crea el fondo FASE para trabajadores de empresas cerradas por los efectos del Covid-19.
Antes de que cogiera fuerza el Covid-19, el sector automotriz reportaba que la importación de vehículos creció un 16.14 por ciento en el primer trimestre del 2020, pero los trabajadores de a pie ya comenzaban a sentir los efectos negativos de la pandemia.
Con la desesperación haciendo asomos, se aparece el diputado reformista Pedro Botello, con la propuesta legislativa de desembolso del 30 por ciento de los fondos de pensiones a cotizantes de la Seguridad Social, una propuesta que divide opiniones de economistas, políticos y funcionarios. Una encuesta dice que el 87 por ciento de la población favorece desembolso en medio de la crisis por el Covid-19.
En medio del debate provocado por la propuesta de devolver el 30 por ciento de fondos de pensiones a los obreros, las élites sindicales, el Gobierno y los empresarios dicen que NO y se inicia una serie de movimientos callejeros a favor y en contra de la iniciativa.
Con las autoridades bajo presión de grupos empresariales y miles de empleados suspendidos, el 20 de mayo el Gobierno inicia la primera de 4 fases de la reapertura gradual de la economía, limitando el número de empleados que puede regresar a las empresas y con distintos horarios para cada sector.
Tras la reapertura gradual de la economía, la Tesorería de la Seguridad Social determina que 21 mil 259 empresas cerraron por el Covid-19, en su mayoría micro y pequeños negocios.
Para finales de mayo el país comienza a padecer una crisis de divisas, y los remesadores se aprovechan de la situación obligando a la gente a recibir sólo pesos dominicanos y a una tasa menor a la del mercado cambiario. El Banco Central interviene y advierte a las agencias de envíos que “las remesas se entregan en dólares o como las quiera el cliente”.
En la última semana de junio los Diputados convierten en ley el proyecto de presupuesto complementario, sometido antes de lo previsto, debido al uso extra de recursos para enfrentar crisis generada por Covid-19.
En medio de la crisis llega el cambio de Gobierno, y Héctor Valdez Albizu vuelve demostrar que en el gabinete económico del Estado es casi imprescindible: El presidente Luis Abinader lo confirma como gobernador del Banco Central.
De inmediato el Banco Central se enfoca en la reactivación de la economía y crea una Facilidad de Liquidez Rápida por 60 mil millones de pesos para préstamos a empresas y hogares.
Como si no fuera suficiente con el Covid-19 y sus secuelas en la salud y la economía, a finales de julio entra por el este la tormenta Isaías, destruyendo viviendas y afectando el agro de esa región y la zona del Cibao.
Con entusiasmo y valentía, el nuevo Gobierno pone buena cara al mal tiempo y focaliza el turismo como la tabla de salvación de la economía.
Con el emprendedor David Collado al frente del Ministerio de Turismo, el gobierno presenta un ambicioso plan de recuperación del sector, que incluye eliminar pruebas del coronavirus a los turistas, incentivos a líneas aéreas y flexibilidades tributarias a hoteleros.
A pesar de la mejoría en los índices de ocupación hotelera, el sector turístico sigue lejos de los niveles acostumbrados, mientras algunos economistas vaticinan que el déficit fiscal estará por encima del 9% del Producto Interno Bruto cuando finalice el 2020.
En septiembre el Senado convierte en ley el segundo presupuesto complementario del 2020, ascendente a 202 mil millones para el gobierno seguir enfrentando los efectos adversos del Covid-19.
Con señales de recuperación esperanzadoras, pero insuficientes, el Gobierno del cambio se estrena en los mercados internacionales, colocando 3 mil 800 millones de dólares en bonos soberanos el 17 de septiembre.
Algunos servicios públicos comienzan a deteriorarse y aparecen en los barrios las primeras protestas de descontento con las nuevas autoridades, debido a las largas tandas de apagones. El Ministerio de Energía dice que las interrupciones eléctricas se deben a la salida de plantas generadoras para mantenimiento.
El descontento popular creció en octubre, cuando los impuestos incluidos en el proyecto de presupuesto del 2021 alborotan la población y el presidente Abinader sale en defensa de sus propuestas de gravar hasta la regalía navideña.
Acorralado por las protestas de amplios sectores contra los gravámenes, el presidente Abinader tumba los impuestos incluidos en la iniciativa del Poder Ejecutivo y anuncia que la minera Barrick Gold y la banca comercial avanzarán los fondos contemplados como tributos en el proyecto de presupuesto, que el primero de diciembre fue convertido en ley por el Senado, por un histórico monto que supera el billón de pesos.
La economía cerro el mes de octubre con una baja del 4.3%, y el gobierno arrecia sus esfuerzos en busca de nuevas inversiones. Firma con Apache Corporation un acuerdo para explotar hidrocarburos en la región este, y el pronóstico del Fondo Monetario Internacional de que la economía cerrará el año con un desplome del 6 por ciento, no lo desanima.
Tan firme está el gobierno en la búsqueda de solución a cada problema, que el Poder Ejecutivo creó un fondo especial por 2 mil 300 millones de pesos para el pago del doble sueldo a los empleados privados suspendidos por sus empresas debido al parón económico que genera la pandemia.
El año de la pandemia del coronavirus vivió episodios extraños, tanto a nivel local, como en el plano internacional.
En el ámbito local, el industrial Pedro Brache fue reelecto en la presidencia del Consejo Nacional de la Empresa Privada, derrotando a Ligia Bonetti, en un gremio donde siempre primaron las planchas unitarias, mientras el Ministerio de Trabajo tuvo que regular por resolución la modalidad del Teletrabajo, una alternativa empleada por muchas empresas en medio de la pandemia.
En el plano internacional, la Organización de Países Exportadores de Petróleo y Rusia acordaron en abril un recorte de 9.7 millones de barriles diarios de crudo, para poner fin a una guerra de precios bajos, que llevó el costo del petróleo a cerrar en negativo por primera vez en su historia el pasado 20 de abril, cuando los productores ofertaron pagarle a los compradores para que almacenen el crudo, afectado por baja demanda debido a crisis del Covid-19.
Con la esperanza puesta en una vacuna que controle el Covid-19 y se acelere la recuperación económica del país, las perspectivas del Banco Central de la República Dominicana son de un crecimiento cercano al 6% para un incierto 2021.