Lejos del ruido bullicioso me siento en el último banco de la iglesia
para pensar en ti y tus pasos solitarios.
No importa cuanta gente te rodeara en los puntos extremos de la Patria, dime tú qué te decía el pico Duarte, cuál era el mensaje de la brisa en la montaña.
Dime, si es que puedes, el secreto de las hojas.
Lo sabías e intentaste decirlo, pero qué pasó que se impuso el silencio.
Muchas veces desafiaste al mar y su canto de olas.
¿Qué nos dicen del lenguaje, de paz y las danzas de las olas?
Sabes algo que se pueda decir de la rabia del mar que nos observa?
Dime, por favor, si no lo interpretaré una vez más el enigma de tus carnavales: ropa, brillo, baile, viento y una lágrima por morir en nosotros dentro.