PUERTO PRINCIPE, El primer ministro de Haití, Ariel Henry, reafirmó este viernes su intención de permanecer en el cargo hasta que se celebren nuevas elecciones, rechazando los reclamos de algunas plataformas políticas que demandan su salida el próximo 7 de febrero e instaurar un gobierno de transición.
"El 7 de febrero no marca el final del mandato del gobierno, que tiene la responsabilidad de organizar elecciones libres y democráticas. El próximo inquilino del Palacio Nacional será un presidente elegido libremente por todo el pueblo haitiano", subrayó Henry durante una reunión virtual auspiciada por Canadá.
Henry participó en una videoconferencia junto a varios ministros de Asuntos Exteriores y otros representantes de la comunidad internacional, como el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, o el titular de Exteriores francés, Jean-Yves Le Drian, entre otros.
"No existe disposición legal ni constitucional que autorice a nadie a arrogarse el derecho a nombrar un presidente provisional. Espero que todos lleguen a comprender que tales iniciativas solo profundizan las divisiones", señaló Henry.
Dijo confiar en que los compromisos de la comunidad internacional sirvan para que "en los próximos meses" la situación de seguridad en Haití mejore y se puedan organizar elecciones libres y seguras.
"La principal preocupación de mis compatriotas es la inseguridad y el terrorismo indiscriminado que perturban considerablemente la vida cotidiana, siembran el dolor en las familias y aíslan a varios departamentos del sur del resto del país", lamentó.
Adelantó que en los próximos días se constituirá formalmente algunos de estos órganos de transición, como la Autoridad de Control y Seguimiento de la Acción Gubernamental, el Consejo Electoral Provisional y la Asamblea Nacional Constituyente.
Desde el magnicidio del presidente, Jovenel Moise, el pasado 7 de julio, la siempre convulsa situación política y económica de Haití se vio aún más golpeada.
Pronto el vacío de poder degeneró en una crisis de seguridad, con asesinatos y secuestros a diario, sobre todo en amplias zonas de la capital.