Agencias.-Miles de simpatizantes del partido político Fanmi Lavalas se manifestaron este domingo en Puerto Príncipe para denunciar la situación de crisis del país y reclamar al líder histórico del partido y expresidente Jean Bertrand Aristide, como cabeza de la transición política en Haití.
"Aristide viene a salvar a Haití", "Cuando venga Aristide, se quedarán asombrados", coreaban los manifestantes en un ambiente festivo en el que el sonido de los camiones y las bandas de música creaban la atmósfera en la que los manifestantes bailaban y cantaban a pleno pulmón.
Con la bandera del país y la foto de Aristide en manos, los asistentes a la manifestación partieron de la plaza Carrefour de l’Aeroport para dirigirse a la residencia privada del expresidente Aristide en Tabarre, no lejos de la embajada de Estados Unidos en Haití.
"Cuando Aristide era presidente, el país no era así", coreaban los manifestantes, que exigían el regreso de su líder como "el único hombre capaz de sacar al país del marasmo en el que se encuentra". "Vive Aristide, aquí están mis nalgas, ven y pégame", decían los activistas.
Desde la publicación de una serie de investigaciones sobre el rescate por parte de Francia de la deuda impuesta a Haití para reconocer su independencia, el Partido Lavalas y su líder han conseguido un espectacular ascenso en la escena política.
"Aristide es el capitán del barco. Recen, vigilen, Aristide es el capitán del barco", dijeron durante la manifestación. Esta afirmación fue repetida mil veces por los manifestantes, entre los que había jóvenes, niños y, sobre todo, adultos nostálgicos de la época del expresidente Aristide (1991, 1993-1996, y 2001-2004).
Durante el recorrido, los manifestantes denunciaron que el primer ministro Ariel Henry no ha hecho nada para resolver el problema del alto costo de la vida, la inseguridad, los secuestros, las guerras entre bandas y los ataques armados que sufre el país desde hace cinco años.
Desde el asesinato del presidente Jovenel Moise en su residencia privada hace un año, Haití está dirigido por el primer ministro Henry, incapaz de resolver la crisis sociopolítica y económica, agravadas desde el magnicidio, que también exacerbó la violencia de las bandas armadas en sus luchas por el control del territorio.