REDACCIÓN INTERNACIONAL.- El presidente interino de Sri Lanka, Ranil Wickremesinghe, impuso este lunes el estado de emergencia dos días antes de que el Parlamento designe al nuevo dirigente del país, tras el abandono del cargo y la salida del país del exjefe del Estado Gotabaya Rajapaksa entre masivas manifestaciones.
"Soy de la opinión de que, a causa de la emergencia pública en Sri lanka, es necesario, en interés de la seguridad pública, para proteger el orden y mantener los suministros y servicios esenciales para la vida de la comunidad", afirmó Wickremesinghe en una orden.
El Parlamento esrilanqués tiene previsto reunirse mañana para la postulación de los candidatos a presidente de la nación insular, mientras que la votación final si hay más de un candidato la llevarán a cabo de forma secreta el próximo miércoles los 225 legisladores que integran el legislativo.
El presidente interino que emerja el miércoles deberá hacerse cargo de la nación, sumida en una grave crisis económica e institucional, hasta 2024, cuando se celebren nuevas elecciones.
Uno de los nombres que suena con más fuerza para ese puesto es el líder opositor, Sanjith Premadasa, quien ya compitió por la presidencia en 2019 quedando en segundo lugar.
Una facción del Sri Lanka Podujana Peramuna (SLPP), la formación del depuesto Rajapaksa, ostenta la mayoría de los escaños parlamentarios y ha anunciado que respaldará la candidatura de Wickremesinghe, primer ministro hasta que tomó posesión del cargo de presidente el pasado viernes.
Otra facción del SLPP apoya a Dullas Alahapperuma, un disidente del partido.
El nuevo Gobierno deberá retomar las conversaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre un posible rescate financiero de Sri Lanka.
El país isleño sufre desde hace meses escasez de medicamentos, alimentos y combustible, provocada en parte por el gran endeudamiento, erradas políticas gubernamentales, y el impacto de los atentados de Pascua y la pandemia en el turismo.
Esta situación dio lugar a protestas por toda la isla desde finales de marzo, cuando miles de personas comenzaron a salir a las calles para pedir la dimisión de Rajapaksa por su gestión de la crisis económica.
El pasado 9 de julio, centenares de manifestantes irrumpieron en las residencias oficiales de Rajapaksa y de Wickremesinghe, obligando a estos a huir y a anunciar su dimisión.
Un anuncio con el que, sin embargo, solo Rajapaksa siguió adelante al renunciar a su cargo como jefe de Estado el pasado viernes desde Singapur, donde había llegado un día antes procedente de Maldivas, tras huir el miércoles de Sri Lanka.