La organización de Estados Americanos (OEA), culpó este lunes a la comunidad internacional del fracaso en las políticas para la reconstrucción y fortalecimiento institucional del vecino país Haití, que tras más de 20 años de injerencia internacional, “se retiró de Haití dejando atrás caos, destrucción y violencia”.
En el comunicado publicado en la página oficial de la OEA, el organismo aseguró que fueron erradas las estrategias políticas de la comunidad internacional, debido a que no pudieron fortalecer una “sola institución con capacidad de responder a los problemas de los haitianos”, asegurando que “ni una sola institución es más fuerte de lo que lo era antes”.
“Sin condiciones de democracia y sin condiciones de seguridad el país hoy sufre la falta de ideas y la falta de capacidades reales de la comunidad internacional, así como sus propios problemas estructurales. Una comunidad internacional que nunca supo si tenía que dejar la Minustah o llevársela, una comunidad internacional que creía que poner dinero era tener ideas, una comunidad internacional que creía que pagando sus propios consultores iba a resolver los problemas de los haitianos. Obviamente nada de eso era posible y nada de esto es posible”.
A pesar de los fallidos intentos de los países que estuvieron presentes en Haití, la OEA reconoce que para resolver la ingobernabilidad en ese país, no se logra sin el papel internacional, sin embargo, establece que el progreso del país más pobre del continente americano será posible cuando se logre la paz y la justicia “respecto al asesinato del Presidente Jovenel Moise. Sin el esclarecimiento de la verdad y sin que se haga justicia no será posible avanzar en el camino de la reconciliación y la concordia”.
Además, “La construcción de la democracia haitiana tiene que ver con inducir capacidades de diálogo, lo cual implica necesidad de confianza mutua entre diversos actores sociales o políticos de Haití, hoy no tenemos ningún sistema de balances, ni en el sistema político, ni en la dimensión social, por el contrario encontramos la prevalencia de la violencia, del mal uso de la fuerza interna, de la lógica criminal en la actuación, instituciones fallidas y falta de capacidades de la sociedad civil”.
En este sentido, el documento indica lo absurdo que es "pretender que bajo ese esquema de destrucción los haitianos completamente solos, polarizados y con muy menguados recursos puedan reconstruir o construir un proyecto de seguridad, reinstitucionalización y desarrollo que les permita a 12 millones de habitantes recomponer la coexistencia pacífica. Sin recursos, en un clima de violencia, sin capacidades tecnológicas, sin acumulación financiera, sin nada de eso hoy se intenta hacer creer que una solución haitiana completamente endógena puede prosperar. No es así”.
Ante estas circunstancias, la OEA, – institución de la que Haití es signataria desde el 1948 – ofrece una serie de medidas que resolverían la difícil situación haitiana.
Entre ellos, establecen que un “proceso de diálogo institucionalizado e inclusivo de todas las fuerzas políticas que sea posible incorporar al mismo. En dicho proceso la comunidad internacional puede aportar los recursos y desarrollar los puentes entre las partes para fortalecer a todos en un sendero de fortalecimiento de capacidades organizacionales e institucionales”, seguido de un “proceso electoral creíble, justo, transparente”, así como también “un proceso institucional de seguridad para el país”.
La OEA que reúne a 35 Estados independientes, asegura “que La comunidad internacional y países donantes deben tomar una decisión, si quieren industrializar Haití en términos suficientes como para asegurar trabajo para 9 millones de haitianos, o si en cambio es económicamente más redituable seguir absorbiendo la migración haitiana y que los países de acogida vayan acomodando esa migración como pueden y donde pueden en los términos económicos que puedan”.
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