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La leyenda del béisbol Roger Clemens terminó su carrera de 24 años en la MLB con 4,672 ponches, la tercera mayor cantidad de todos los tiempos.
Su hijo, Kody Clemens , solo tiene uno. Pero el jugador de cuadro de oficio/relevista cuando es necesario ahora puede tener derechos sustantivos de fanfarronear, después de lograr su primer ponche contra nada menos que la sensación bidireccional/superestrella/MVP reinante de la Liga Americana Shohei Ohtani.
Con los Tigres en el lado equivocado de un juego desequilibrado al final de la derrota del lunes por la noche por 10-0 ante los Angelinos en el Angel Stadium, fue Clemens quien fue llamado por el manager AJ Hinch para salvar el bullpen en la octava entrada, lo que proporcionó el contexto. por el enfático golpe de puño de Clemens después del ponche, y su salvamento de la pelota como recuerdo.
"Probablemente lo enmarcaré, seguro", dijo Clemens después del juego con una sonrisa.
Dispuesto a responder a una llamada que ha recibido tres veces en los últimos siete días (y seis veces esta temporada), Clemens definitivamente estaba consciente de la oportunidad de enfrentar a Ohtani, quien ya había golpeado sus jonrones 31 y 32 de la temporada en la noche.
“[Nosotros] estábamos hablando en el banquillo. Pensé, 'Probablemente me enfrentaré a Shohei en el octavo, o lo que sea’”, explicó Clemens. “Simplemente lo estaba tirando allí, y llegué a dos strikes. Yo estaba como, 'Oh, Dios mío, esto podría suceder. ¿Quién sabe?' Y lo lancé a 60, lo que sea millas por hora, y afortunadamente, él lo tomó”.
En realidad, se registró como un lanzamiento eephus de 68,4 mph, que en el contexto del juego funcionó igual que un calentador de alta velocidad colocado por expertos.
“Solo lanzo una bola rápida, y luego tengo un pequeño 'cortador de aire' con el que juego para divertirme. No lo sé”, bromeó Clemens, todavía claramente atónito, sobre su repertorio de lanzadores.
¿Le pareció que el lanzamiento tomó a Ohtani con la guardia baja?
"No sé. Quiero decir, me tomó por sorpresa", dijo Clemens.
"Fue un lanzamiento maravilloso", dijo Ohtani más tarde con una sonrisa.
Las circunstancias del primer ponche de Clemens no fueron ideales. Eso era obvio. Ningún equipo quiere recurrir a llevar a un jugador de posición al montículo, ya que probablemente signifique que las cosas no van bien.
“Nunca pensé que lanzaría en las grandes ligas, ¿sabes? Así que es bastante salvaje”, dijo Clemens. “No quiero lanzar nunca. Ninguno de nosotros [jugadores de posición] lo hacemos. Cuando se trata de ese momento, es desafortunado. … No es una sensación divertida cuando tenemos que hacer eso”.
Por supuesto, estas circunstancias particulares permitieron un poco de diversión para Clemens, quien ahora ha registrado seis entradas, permitiendo tres carreras y 10 hits con ese ahora legendario ponche. ¿Está en camino de convertirse en la próxima estrella bidireccional del béisbol?
“No, ni siquiera cerca”, dijo Clemens con una sonrisa.
"No podemos lanzarlo lo suficientemente lento para Ohtani", dijo Hinch al evaluar la apariencia de Clemens. “Tienes que lanzarlo lento, lento y lento, y luego sorprenderlo con la bola rápida. Con una gran sonrisa en el rostro de Kody, Shohei se inclinó la gorra. No sé si alguna vez se ha enfrentado a un jugador de posición, pero eso quedará grabado en el libro de recuerdos de Kody”.
Fue un raro momento de ligereza en una noche que, por lo demás, fue un lavado para los Tigres en reconstrucción (51-84), que fueron blanqueados por decimonovena vez esta temporada, la mayor cantidad por un equipo de los Tigres desde 1976, y empatando a los Marineros de 2014. más por un equipo de la Liga Americana en los últimos 40 años.
Contra el zurdo de los Angelinos, José Suárez, y un par de relevistas, Detroit conectó solo cuatro hits, ninguno de los cuales provino del novato Riley Greene, cuya racha de 13 juegos con hits terminó. A pesar de eso, Greene tuvo una noche impresionante en defensa, acercándose a una atrapada milagrosa en el tercero con un triple de Luis Rengifo y, en el siguiente lanzamiento, atrapando una línea de Taylor Ward.
