Agencias.-La renuncia de la líder conservadora, Liz Truss, se produjo después de que despidiera a su jefe del Tesoro, Kwasi Kwarteng, el viernes de la pasada semana, en medio de la crisis económica y política generada por el paquete económico que ambos dieron a conocer el 23 de septiembre.
Los 45.000 millones de libras (50.000 millones de dólares) del plan en recortes de impuestos no financiados provocaron turbulencias en los mercados financieros, golpeando el valor de la libra y aumentando el costo de los préstamos del gobierno del Reino Unido.
El Banco de Inglaterra se vio obligado entonces a intervenir para evitar que la crisis se extendiera a la economía en general y arriesgara los fondos de pensiones.
El lunes, Jeremy Hunt, sustituto de Kwarteng, eliminó casi todos los recortes de impuestos de Truss, junto con su política energética emblemática y su promesa de no recortar el gasto público.
Dijo que el gobierno necesitará ahorrar miles de millones de libras y que hay que tomar “muchas decisiones difíciles” antes de que establezca un plan fiscal a mediano plazo el 31 de octubre.
Hablando con los legisladores, Truss se disculpó el miércoles y admitió que había cometido errores durante sus seis semanas en el cargo, pero insistió en que al cambiar de rumbo asumió “la responsabilidad y tomó las decisiones correctas en interés de los la estabilidad económica del país”.
Los legisladores de la oposición gritaron “¡Renuncia!” mientras hablaba en la Cámara de los Comunes.
Fue lo que hizo este jueves, renunciar al cargo de primera ministra, alegando que “no puedo cumplir el mandato por el que fui elegida”.