Haití, es uno de los grandes desafíos que tiene y seguirá teniendo la
República Dominicana, por los siglos de los siglos, los más recientes
hechos así lo confirman, las presiones de las potencias forzando una
solución dominicana a su crisis, junto al esfuerzo de decenas de
organizaciones y ONG que procuran la solidaridad con lo ajeno y en el
territorio dominicano.
Si el tema haitiano, no se asume como una política institucional del
Estado dominicano completo, alejado del marketing y el turismo de
fronteras, todo lo demás será palco, circo y cocaleca.
Anunciar repatriaciones y accionar “la camiona”, subir los videos a las
redes, difundir la cantidad de repatriados, eso es muy popular, genera
prolongados aplausos, incluso de pie y muchos likes.
Sin embargo, el gobierno dominicano, ante las empresas y sectores que
contratan la mano de obra ilegal, los que tienen los grandes negocios con
el tráfico de ilegales, entre otras “bellezas de la elite”, se hace “el
caprinos desquiciado”.
Curiosamente, realidad o coincidencia, tanto el turismo de frontera y el
marketing migratorio, fueron activados durante los meses de enero,
febrero, septiembre, octubre y noviembre del año en curso, al parecer
es “a según” la coyuntura.
El gobierno da señales difusas, veamos; el 12 de enero del año en
curso, un diario vespertino reseñó en su primera plana, las
declaraciones del presidente de la República, Luis Abinader, las cuales
reproduzco a continuación: “Abinader afirma RD sacará a todos los haitianos
ilegales”.
Mas sin embargo; en noviembre también de este mismo año, el ministro
de Agricultura, Limber Cruz, dijo; “Decirle al país que la construcción y la
agricultura se pueden hacer sin los haitianos ahora mismo es mentirle.”
No se puede ignorar que al presidente Luis Abinader, le ha tocado tal
vez, por los azares del destino, las malas decisiones de todos los
gobiernos anteriores, o por desafectos del actual inquilino de la Casa
Blanca con su administración, lidiar con una de las crisis haitianas, más
difícil de descifrar,
Las cadenas de acontecimientos que se han producido hasta el momento,
son razones más que suficiente para manejar este tema, olvidándose de
las gradas y acorde con la realidad que vive el país y los riesgos que
representaría una decisión mal tomada. Quizás sea mucho pedir, ojala y
que todo salga bien.
Desconozco si las autoridades dominicanas, están al tanto de los pasos
del Ex primer ministro interino de Haití, el Dr. Claude Joseph, el cual
engorda su liderazgo a partir de los insumos locales.
No creo que se haya calculado que con haberle impedido la entrada al
país, se resolvió ese tema.
Mientras al Ex primer ministro, EEUU, no lo toca, ni con el pétalo de un
rosa, y la influyente diáspora haitiana en Canadá, lo recibió muy
efusivamente.
Tenemos que; las potencias hegemónicas se han dejado sentir, aplicando
sanciones a políticos y empresarios de origen haitianos, incluyendo a
varios y cercanos al ex presidente Michel Joseph Martelly.
Sobre las sanciones impuestas por Canadá que involucra a importantes
inversionistas de origen haitiano en suelo dominicano, públicamente
tampoco se conoce reacción de las autoridades locales, claro, ahí no
aplica, lo de “la camiona”, y eso es entendible.
Otra acción que no se puede pasar por alto, fue la soberbia mostrada en
presencia del presidente Abinader y sus altos funcionarios por la nación
más poderosa de la tierra, a través de la subsecretaria para Seguridad
Civil, Democracia y Derechos Humanos, Uzra Zeya, y luego, la visita de la
jefa del Comando Sur de la Armada de Estados Unidos, Laura Jane
Richardson, la mujer de más alto rango en el Ejército estadounidense,
quien vino en “labor humanitaria”.